Sólo hay una cosa peor que el frío, y es no poder combatirlo. Salir a la calle cuando bajan las temperaturas parece mucho más tolerable siempre y cuando al volver a casa el calorcito nos espere. Para ello, nada mejor que el gas natural, un sistema de calefacción que llega a cada rincón del hogar y que además nos permite disfrutar de agua caliente de forma continua y sin molestas interrupciones.
El problema es que muchas veces nuestro compromiso con el medio ambiente puede entrar en conflicto con las distintas calderas de gas natural que se comercializan en el mercado. Sin embargo, existen múltiples vías que nos pueden ayudar a respetar el planeta sin necesidad de congelarnos a lo largo del invierno.
Elegir la caldera adecuada es la premisa más importante. Por ello, es vital que nos deshagamos de aparatos antiguos y desfasados ya que estos suelen ser los más contaminantes. Actualmente toda tienda de calderas de gas natural (https://www.universoinstalador.com/catalogo/calderas-barcelona/ ) dispone de un amplio abanico de productos, muchos de los cuales emiten prácticamente la mitad de partículas nocivas a la atmósfera que hace unos años.
Las calderas de condensación son el mejor ejemplo. Se trata de aquellos aparatos que aprovechan el calor que generan al enfriar el vapor de agua antes de que este escape hacia el exterior, como ha sucedido a lo largo de todos estos años. Por este motivo necesitan menos cantidad de gas y por lo tanto su consumo es mucho menor, algo sumamente valioso tanto para el medioambiente como para nuestro bolsillo. Además, al reusar las emisiones, estas son expulsadas hacia la atmósfera en ratios muy inferiores. Por este motivo, sustituir la antigua caldera de combustión por una más moderna y eficiente de condensación es una medida con la que todos nos beneficiamos.
Otra forma de reducir las emisiones es economizar el consumo. Para ello no es necesario pasar frío, sino tan solo evitar sudar a causa de la calefacción. Así pues, no es recomendable vestir manga corta por casa en pleno mes de enero. Los jerséis o las sudaderas son cómodas, calentitas y nos permitirán mantener la temperatura corporal sin necesitar de elevar la temperatura del hogar más allá de los 22-23 grados recomendables.
Asimismo, podemos mantener el calor en nuestra vivienda manteniendo las puertas de cada estancia cerrada para evitar que la energía se desperdigue sin sentido. Del mismo modo, en cada hogar existen habitaciones a las que nunca pasamos, por lo que es recomendable cerrar los radiadores en dichas estancias con el fin de reducir el consumo, ahorro que el planeta agradecerá.
Por último, los termostatos digitales se han convertido en un complemento indispensable ya que nos permiten controlar al milímetro la temperatura de nuestro hogar. Además, este tipo de aparatos se pueden controlar desde el móvil a través de diferentes aplicaciones, lo que permite activar la calefacción desde cualquier punto y encontrar nuestro hogar caliente a la vuelta sin necesidad de dejar la caldera en funcionamiento durante horas. Esto nos permitirá dormir con una temperatura cálida e incluso apagar la calefacción por la noche puesto que seguramente no la necesitemos.