La política energética de Alemania es un colapso no nuclear
Alemania ha sido aclamada como el símbolo de la transición hacia la energía verde. Es seguro decir que el niño no lo está haciendo … Leer Más
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El nuevo impulso para el gas natural, renovado por la interrupción de la energía y el aumento de los precios, rechaza las advertencias … Leer Más
Sólo hay una cosa peor que el frío, y es no poder combatirlo. Salir a la calle cuando bajan las temperaturas parece mucho … Leer Más
Cuando hablamos de Gas Natural rápidamente relacionamos a la empresa con conceptos como calefacción, agua caliente o confort. Sin embargo, el amplio abanico de servicios … Leer Más
En Argentina ya lo llaman “yeil”, una castellanización de “shale”, que denomina en inglés al gas y petróleo de esquisto. Pero lo que para muchos significa el futuro del desarrollo y el autoabastecimiento energético del país, para otros es una palabra que debería estar en desuso, cuando la tendencia mundial es avanzar hacia fuentes renovables y limpias.
Legisladores del Frente para la Victoria impulsan mediante un Proyecto de Ley una batería de medidas para fomentar a los consumidores y empresas de la construcción a diseñar viviendas que contemplen el cuidado del medio ambiente, a partir de la utilización de fuentes de energía limpias, más económicas y eficientes.
Debido a las emisiones fugitivas de metano y la quema en mechurrios, las plantas termoeléctricas alimentadas con gas natural en Venezuela generan emisiones equivalentes de CO2 superiores en un 20% a las que utilizan derivados del petróleo como el diesel.
En el 2012 se importaron 2.000 millones m3 de gas desde Colombia, con un costo para el país de US$ 200 millones. Ese mismo año se permitió la fuga de 4.500 millones m3 a la atmósfera, con un valor de US$ 450 millones de dólares.
Según la OPEP, se quemaron en mechurrios 11.300 millones de m3 adicionales, el 15% de la producción, equivalente a la quema de 1.100 millones de dólares adicionales ese mismo año.
Cada día los ejecutivos, geólogos, ingenieros, lobistas y cómplices políticos de la industria petrolera se despiertan frente a una amenaza existencial. No puede ser eliminada por un ejército testaferro. No puede ser sobornada. Y todo el cabildeo del mundo no impedirá que aumente ´todos los días cerniéndose sobre ellos y desafiando cada uno de sus actos. La industria petrolera no se puede esconder del sol.
Ante la irreversible declinación de las fuentes tradicionales –es decir, alcanzado el peak oil o cénit del petróleo, que estancará la extracción en 68-69 mb/d hacia 2020-, la frontera petrolera continuará su avance hacia las aguas profundas y los confines del globo, y habrá un sólido crecimiento de la participación de condensados y petróleo no convencional. Si bien se cree que estas reservas son varias veces superiores a las de petróleo convencional, sus rendimientos energéticos son mucho menores, y su extracción sumamente contaminante y costosa. ¿Cómo puede entenderse que los riesgos ambientales de estas explotaciones sean minimizados al absurdo, o directamente marginados en todos los anuncios?