Si has decido, por motivos éticos o por salud, dejar de comer productos de origen animal (carne y pescado), hazlo, no tienes nada que temer, dejarás vivir a otros seres no humanos en paz, respirarás mejor (el 14% de los gases de efecto invernadero son causados por la cabaña ganadera) y tu salud mejorará. Pero hazlo bien.
Si comías mal en la alimentación convencional también lo harás lo más seguro en la vegana.
Recomiendo dirigirte a un dietista nutricionista y documentarte a fondo ya que el problema reside en que la mayoría de los mal llamados productos convencionales están manipulados desde el origen por buena parte de la industria alimentaria, les añaden todo tipo de mejorantes/aditivos (aromatizantes, colorantes, conservantes, antioxidantes, acidulantes, edulcorantes, espesantes, derivados del almidón, saborizantes, emulsionantes, etc.) y vitaminas sintéticas que contienen compuestos químicos que no se originan en la naturaleza, sufriendo el producto una “desnaturalización”, que nosotros no elegimos, la elige el fabricante. El ejemplo lo encontramos en la mayoría de anuncios de comida en la TV, donde se vanaglorian de esta acción.
El producto seleccionado para nuestro consumo debe ser ecológico, sin ningún tratamiento químico y si podemos elegir, que esté certificado con la Euro Hoja. Es muy importante que sepas distinguir un producto orgánico de un producto convencional, la Euro Hoja los distingue.
Si estás en edad de crecimiento no descuides la vitamina B12 y recuerda, eres libre de comer lo que quieras.
Por Enric Urrutia