Los combustibles fósiles se volverán más costosos a medida que disminuyan los recursos, y muchas personas ya luchan para pagar las facturas de energía. Al mismo tiempo, el paso a fuentes renovables como la eólica y la solar está ocurriendo a un ritmo acelerado a medida que el cambio climático está cobrando su precio.
Los más afectados por el aumento de los costos de la energía son las comunidades y los países más pobres, razón por la cual la asistencia para personas de bajos ingresos debe estar disponible durante esta transición energética para que las presiones financieras no choquen con la responsabilidad social.
Tal como están las cosas, muchas familias están renunciando a alimentos, medicinas y otras necesidades para alimentar sus hogares. Brindarles la mayor asistencia posible es un paso hacia la justicia energética.
Algunas empresas ya brindan programas de asistencia energética para personas de bajos ingresos a comunidades de bajos ingresos, lo que puede mejorar su calidad de vida. Reducir la pobreza energética de esta manera también podría ayudar a una mayor inclusión social.
Sin embargo, la implementación de energías renovables debe hacerse de manera sostenible para que el esfuerzo tenga impactos más significativos.
Renovables necesitan apoyo gubernamental
Los gobiernos locales y nacionales deberán colaborar para mitigar los costos económicos y ambientales de la energía para las familias de bajos ingresos. Los programas solares comunitarios, compartidos entre muchos suscriptores, podrían disminuir esta carga, por ejemplo. Una mayor cooperación entre las comunidades y los gobiernos también puede sentar precedentes para participar en un cambio positivo generalizado para el planeta.
El desarrollo también es clave, ya que muchos edificios antiguos no están optimizados para cumplir con los estándares ambientales de eficiencia energética actuales. La energía renovable permitirá a las familias ahorrar dinero al gastar menos en combustibles más costosos como el propano y comprar menos materiales adicionales para compensar el mal aislamiento.
La asistencia para personas de bajos ingresos podría ayudar a transformar estos hogares para que sean más eficientes. Dar a los edificios antiguos una nueva oportunidad de vida con energía renovable también podría ayudar a otras facetas de la construcción que pueden no estar a la altura de los estándares ecológicos, como una mejor calidad del aire interior y una mejor salud física en general.
Impactos ambientales, en salud y sociales
Las familias podrían experimentar menos enfermedades respiratorias con menos contaminación interior. Tener las luces encendidas también podría proteger mejor los hogares y sus residentes durante la noche. Cuando los edificios más antiguos comiencen a recibir estas mejoras modernas, aumentarán los valores de propiedad en sus comunidades, cerrando así las brechas sociales y económicas, como la desigualdad de ingresos.
Los programas locales y estatales en los EE. UU. podrían reducir las facturas en más del 80 % para algunos hogares, independientemente de la antigüedad de los edificios. Esto también reduciría la huella de carbono de las casas energéticamente ineficientes. Estos programas también pueden inspirar a más empresas a reducir su huella ecológica.
Varios países en todo el mundo han reconocido los impactos globales de hacer cambios locales. Las naciones más pequeñas como Marruecos y las potencias como India se han dado cuenta de la importancia de proporcionar energías renovables a las personas.
Es importante destacar que el acceso a la energía renovable no debe estar restringido por los ingresos, ya que la implementación de estos programas beneficia a todos al final.
Por Jane Marsh. Artículo en inglés