El uso generalizado de fertilizantes químicos ha sido perjudicial para el medio ambiente en muchas áreas del mundo, lo que ha provocado diversas formas de contaminación del suelo, el agua y el aire.
Sin embargo, simples cambios en las prácticas agrícolas pueden hacer maravillas cuando se trata de reducir nuestra dependencia de los fertilizantes. Uno de esos cambios consiste en plantar guisantes de ojos negros en rotación con otros cultivos.
La razón, dicen los científicos de la Universidad de California en Riverside, es que las leguminosas tienen una capacidad única para obtener grandes cantidades de nitrógeno sin necesidad de fertilizantes al atraer y proteger a los microbios fijadores de nitrógeno que viven en el suelo.
Los frijoles caritas ya son un alimento básico popular en las dietas de muchas partes del mundo y un equipo de científicos de la universidad se dispuso a investigar la capacidad de la planta para atraer bacterias beneficiosas fijadoras de nitrógeno no solo en la naturaleza sino incluso durante el cultivo agrícola.
Durante sus experimentos, los científicos examinaron 20 tipos diferentes de guisantes de ojos negros, tanto silvestres como cultivados, para conocer la base genética de la planta para establecer relaciones simbióticas con microbios beneficiosos. Descubrieron que algunas de las cepas cultivadas “parecen haberse beneficiado más de las bacterias que sus ancestros silvestres”, según Joel Sachs, profesor de evolución y ecología que formó parte de la investigación.
Leguminosas, fertilizantes naturales
Las leguminosas emplean un proceso mediante el cual emiten sustancias químicas a través de sus raíces para atraer bacterias llamadas rizobios, que fijan nitrógeno en el suelo. Estas raíces luego forman nódulos que protegen a los rizobios y les suministran carbono, a cambio de cuyo servicio los guisantes negros reciben una forma útil y fija de nitrógeno de los microbios, explican los científicos.
“Cuando la planta siente que va a morir, libera la bacteria en el suelo, reponiéndolo”, dice Gabriel Ortiz, patólogo de plantas. “Los productores podrían alternar temporadas de leguminosas con otros cultivos, dejando el suelo lleno de bacterias fijadoras de nitrógeno que reducen la necesidad de fertilizantes”.
Mejor aún, las legumbres son relativamente tolerantes a las sequías, lo que las convierte en un cultivo ideal en áreas más áridas como el sur de California.
Al emplear esta habilidad natural de las plantas, los agricultores pueden dejar de depender de los fertilizantes a base de nitrógeno, muchos de los cuales a menudo terminan en la atmósfera como gases de efecto invernadero o se filtran en cuerpos de agua como arroyos, lagos y ríos donde el nitrógeno se alimenta de forma nociva de floraciones de algas que matan animales acuáticos como los peces.
“Para que la agricultura sea más sostenible, una de las cosas que debemos hacer es centrarnos en la capacidad de la planta para obtener servicios de los microbios que ya están en el suelo, en lugar de tratar de obtener esos servicios tirando productos químicos”, subraya Sachs.
Por Daniel T. Cross. Artículo en inglés