Las bayas, con sus colores vivos y sabor exquisito, constituyen un gran tesoro para la salud. Su poder antioxidante ayuda a prevenir múltiples trastornos.
Las frutas del bosque o bayas son aquellos pequeños alimentos de nuestros campos jugosos, de sabor dulce, ácido o astringente, y colores llamativos. En estos residen buena parte de sus saludables propiedades.
Los pigmentos son compuestos fenólicos (flavonoides, antocianinas, taninos) y otras sustancias antioxidantes. No obstante, antes de recolectarlas, hay que estar seguro de que la baya es comestible antes de probarla, pues algunas son tóxicas.
Buenas amigas de nuestra salud
Si unas bayas pueden matar, otras son capaces de salvar vidas. El doctor Richard Beliveau, profesor de la Universidad de Montreal (Canadá), halló que el extracto de frambuesa ralentizaba el crecimiento de tumores en cobayas. El efecto se atribuyó al ácido elágico, que también se halla en las fresas y otras bayas. Además este compuesto neutraliza las sustancias tóxicas y favorece su eliminación, lo que evita mutaciones en las células y que empiece a desarrollarse un cáncer. Otros estudios han demostrado efectos similares en arándanos y moras. Estas, según un estudio de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos), inhiben el desarrollo de cáncer de boca, esófago y colon en animales de laboratorio. Otros han demostrado efectos preventivos en personas.
El doctor Gary Stoner, que dirigió el ensayo de Ohio, no duda en desayunar a diario un batido a base de yogur, leche, fresas, moras y arándanos, y recomienda tomarlas al menos tres días a la semana. Por otro lado, la doctora en Nutrición Iris Erlund, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública de Finlandia, aconseja comerlas dos veces al día, sobre todo en caso de riesgo o enfermedad cardiovascular, pues regula los niveles de colesterol.
También se le reconoce la acción antibacteriana del arándano sobre las vías urinarias y su acción preventiva en las enfermedades de las encías y la caries.
Las virtudes de cada baya
Arándanos. Aportan vitamina A y C. Son antioxidantes, antiinflamatorios, laxantes y reducen los niveles de azúcar en la sangre. Son beneficiosos para el sistema circulatorio, la vista y las infecciones urinarias.
Frambuesa. Constituye una buena fuente de flavonoides y vitaminas C y E. Además, aporta fibra y minerales como potasio, calcio, hierro y magnesio en dosis importantes. Resulta diurética, laxante y útil en el reumatismo.
Grosellas. Ricas en fibra, vitamina C, hierro, potasio y magnesio. Son laxantes, depurativas y antibióticas, útiles en caso de infección gastrointestinal o cutánea. Su zumo baja la tensión.
Moras. Aportan vitaminas A y C, calcio y hierro. Enteras son laxantes; el jugo, astringente.
Escaramujos. Contienen veinte veces más vitamina C que la naranja. La pulpa, sin las semillas ni la pelusilla blanca, se puede consumir con yogur o con queso tierno.
Enebrinas. Picantes y amargas, se trituran secas y se usan como condimento o remedio: son diuréticas, digestivas, antisépticas y ayudan a sudar.
Saúco. El zumo alivia la tos y resulta laxante.
Exquisitas al paladar
Estas frutas tienen una vida corta. Deben guardarse en la nevera, sin amontonar y dejándolas respirar. Es mejor no lavarlas hasta el momento de consumirlas. Si se adquieren envasadas no ha de percibirse moho ni líquido en el envase. Se pueden adquirir también congelados o liofilizados, y en mermeladas o zumos concentrados.
Recetas más atrevidas y sabrosas
Los frutos rojos son idóneos en ensaladas, sopas, combinadas con quesos como el de cabra o brie o con salmón, bacalao o boquerones en vinagre.
Con ellas se pueden preparar vinagretas y salsas, mermeladas, además de rellenos de pasteles.