Este maravilloso corto enseñará a tus hijos el valor de la inclusión y la amistad

“Cuerdas” es un corto maravilloso que enseñará a nuestros hijos el valor auténtico de la amistad, el respeto y la inclusión. Porque ningún niño es diferente si nos acercamos a ellos desde el corazón, porque los “niños especiales” no buscan la cura de sus limitaciones, lo que más necesitan es nuestra aceptación.

Si nunca habías visto este corto te lo recomendamos. Más aún, te sugerimos que lo veas con los más pequeños de la casa, porque sus miradas son más intuitivas y van a reaccionar de un modo más sensible a esta realidad que vemos en nuestras aulas escolares cada día.

“Cuerdas” es un cortometraje de animación español, escrito y dirigido por Pedro Solís García. Ha ganado numerosos premios y ha sido reconocido en todo el mundo. Vale la pena verlo, y ante todo, sentirlo. Lo que aprendemos de estos escasos 10 minutos dejará huella permanente en nuestra mente adulta y en la de nuestros hijos.

Un corto sobre la inclusión y la amistad

Si tus hijos ya están en edad escolar es muy posible que en su día a día se relacionen con algún niño con necesidades especiales. El sistema educativo favorece la integración de estos alumnos en las aulas ordinarias en ciertas asignaturas para más tarde, llevarlos al aula especial donde reforzar los aprendizajes básicos e individualizar así la enseñanza para que los niños alcancen los objetivos de cada ciclo.

Cabe decir eso sí, que no siempre es fácil. Lo “diferente” siempre causa expectación y luego indiferencia o peor aún, rechazo.

El mundo infantil es aún más complejo, puesto que no todos los niños están preparados o han sido educados para aceptar al diferente en aspecto físico, en limitación física, ahí donde más allá del mero envoltorio se esconde un niño como cualquier otro, una mente y un corazón necesitado de afecto, aceptación, de alegrías, juegos y complicidades.

En este corto vamos a descubrir a una niña inolvidable, a María, y a un pequeño con parálisis cerebral que se enfrenta a su primer día de clase. Lo que ocurre a continuación es una maravillosa historia reflejada en casi 10 minutos, pero que en realidad, abarca incluso hasta la madurez de la propia María. Esa niña de rostro alegre y ojos curiosos.

Inclusión frente a Integración

En nuestro día a día estamos muy acostumbrados a escuchar la palabra “integración”. La usamos pensando que con ello, favorecemos la igualdad de derechos y oportunidades ante cualquier colectivo desfavorecido por la razón que sea.

Ahora bien, es necesario ir mucho más allá. Hemos de acostumbrarnos a hablar de “Inclusión” porque es el mejor camino para que nuestros niños entiendan lo que es crecer en semejanza, normalizando a cualquier persona como parte de nuestros entornos cotidianos: colegios, trabajos…

Veamos algunas características básicas de lo que supone la inclusión:

La propia sociedad es la que debe adaptarse para llegar a todas las personas con discapacidad. No al revés, no forzando al niño con necesidades especiales a encajar en un medio al cual, ni tan solo puede acceder.

En una sociedad inclusiva todos, empezando por los propios niños, somos sensibles a cualquier necesidad ajena. Nos esforzamos no solo en ayudar sino en conseguir que esa persona se sienta bien con nosotros. Es lo que hace nuestra protagonista, María.

Se permite y  se promueve la participación de las personas excluidas por la razón que sea a formar parte de nuestra cotidianidad, y para ello, no se duda en transformar los sistemas para dotarlos de calidad.

En una sociedad inclusiva todos somos diferentes y todos somos personas. Se atienden necesidades y se normalizan.

La historia de María y el niño con parálisis cerebral

Estamos en un orfanato. Es aquí donde se desenvuelve la historia de nuestros dos personajes centrales: María y el pequeño con parálisis cerebral que llega por primera vez al aula para ser presentado.

En un principio, María no es consciente de las limitaciones del nuevo compañero. No obstante, cuando llega la hora del patio, la realidad personal de su amigo es más que evidente. Ahora bien, María, lejos de ver problema alguno en la condición del niño, se las ingenia de forma maravillosa para darle vida, para arrancarle sonrisas y hacerlo soñar.

Lo creas o no, esta pequeña lo va a convertir en pirata, jugará con el al fútbol, volará un cometa e incluso bailará con él. ¿De qué manera? A través de cuerdas y del lazo del afecto, esas cuerdas que se anclan directamente en el corazón y que hacen posible lo imposible.

Te animamos a ver el corto y ante todo, a disfrutarlo con tus hijos. Cuando lo hayan visto pregúntales qué han sentido y si hubieran hecho lo mismo que esta niña de mirada sincera, curiosa y llena de afecto…