La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), clasificó en mayo de 2011 los campos electromagnéticos generados por móviles y wifis en la categoría «2B», es decir, posibles cancerígenos, lista en la que se incluyen otros productos claramente nocivos como el humo de los automóviles, el cloroformo, el humo de motores, vegetales macerados, herbicidas clorofenóxicos (utilizados en la producción y aplicación de herbicidas, el cloruro de metileno (utilizado como desengrasante, en farmacias o como plaguicida) y un largo etcétera hasta un total de 271 agentes hasta la fecha.