Por Esteban Ordoñez
El sistema se implantará, por el momento, para los chicos y chicas a partir de los 16 años. Podrán olvidarse de la Literatura, las Matemáticas, la Física o la Historia como compartimentos estancos. El cambio radical se aplica después de mucha observación e investigación, como declaró a Independent Marjo Kyllonen, la jefa del departamento de Educación de Helsinki:
“existen escuelas donde enseñan según el método que servía a principios del siglo XX, sin embargo, han cambiado las necesidades y necesitamos inventar algo adecuado para el siglo XXI”.
La idea es integrar las áreas de conocimiento. Se ha demostrado que el crear vínculos entre ideas, argumentos o materias asienta mucho mejor el saber a la mente que la simple y tradicional memorización. Siguiendo esta lógica, se estudiarán episodios históricos desde todos los ámbitos disciplinares. La Guerra Fría, por ejemplo, se analizaría desde ópticas históricas, geográficas, económicas, físicas, químicas…
La revolución en cuanto a la organización del conocimiento viene complementada con un paso más en el impulso del trabajo en grupo y el protagonismo del alumno. Se impartirá un curso llamado ‘Trabajando en la cafetería’ donde los jóvenes desarrollarán sus habilidades comunicativas.
Los profesores de distintas especialidades deberán aprender a coordinarse e implementar sus áreas de conocimiento. Aquí reside uno de los grandes retos: en que los maestros, procedentes de un sistema totalmente diferente, aprendan a funcionar en el nuevo método y sean lo suficientemente flexibles como para coordinarlo de manera provechosa. Si Finlandia sigue su tradición, en cuestión de años, este nuevo sistema será admirado por todo el mundo.
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