Desmantelar patriarcado (también) construyendo soberanía alimentaria
Hacer realidad la soberanía alimentaria es un paso esencial en el camino para transformar el sistema alimentario roto y las sociedades en crisis. … Leer Más
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Este 8 de marzo 2022– Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, saludamos las luchas históricas de las mujeres organizadas en los campos y … Leer Más
El trabajo de las mujeres palestinas campesinas como activismo contra las políticas sionistas es un acto revolucionario a favor de la vida y … Leer Más
Han pasado 163 años desde aquel incendio en una fábrica de camisas de Nueva York donde 146 trabajadoras textiles fueron calcinadas por exigir … Leer Más
La correlación de lo femenino con la naturaleza, represiva durante tanto tiempo, puede ser una fuente de poder. En los últimos meses he … Leer Más
Testimonio de lucha y resistencia de las mujeres organizadas en el Movimiento Campesino de Santiago del Estero- MOCASE Vía Campesina. Silvia Bravo, resiste … Leer Más
El acceso a la tierra es uno de los problemas más graves que enfrentan las mujeres rurales en América Latina y en el mundo, y está en la base de muchos otros problemas “invisibles” para la sociedad. Sus consecuencias abarcan a todas las mujeres y en general, a la humanidad entera y a la naturaleza.
De pequeña ayudaba a mis padres en el puesto que tenían de huevos en el Mercado Central de Sabadell. Iba después del colegio o los sábados. En los alrededores del mercado, siempre había aquellas campesinas con sus improvisados puestos, y esas grandes cestas con verdura y fruta fresca. Una imagen que se repetía en innumerables mercados. Han pasado los años, y éstas siguen allí. Sin embargo cuándo miramos al mundo rural, las campesinas son las invisibles de la tierra. ¿Cuántas han trabajado toda su vida en el campo y no constan en ningún lugar? ¿Qué es de las campesinas? ¿Dónde están? ¿Qué futuro les espera?
La violencia y la injusticia asoman en cada rincón, amenazando con truncar la acción femenina en defensa de la vida y la naturaleza. Aquí presentamos algunos grupos de mujeres y su trabajo.
Los transgénicos son producto de una agricultura basada en la industrialización y la producción a gran escala de alimentos para el mercado mundial con un objetivo exclusivo y excluyente: el beneficio de las multinacionales que la promueven. El resultado es una agricultura y una alimentación contaminante y tóxica que, en lugar de contribuir a la seguridad y la soberanía alimentaria de la población y a la defensa de la naturaleza, expulsa a millones de campesinos de sus tierras entregándoselas a grandes corporaciones con la complicidad de los poderes públicos. Los desmanes del capitalismo global se abaten sobre la humanidad y la naturaleza. La crisis alimentaria, consecuencia de la industrialización, el libre comercio y la especulación con los alimentos tiene, en los transgénicos, una de sus causas. Los sectores sociales más desfavorecidos, los campesinos y las mujeres, son las víctimas directas de la agricultura industrial y transgénica.
Frente a este modelo agrícola neoliberal, intensivo e insostenible, que se ha demostrado totalmente incapaz de satisfacer las necesidades alimentarias de las personas y el respeto a la naturaleza, y que es especialmente virulento con las mujeres, se plantea el paradigma alternativo de la soberanía alimentaria. Y es necesario que esta soberanía alimentaria sea profundamente feminista e internacionalista, ya que su consecución sólo será posible a partir de la plena igualdad entre hombres y mujeres y el libre acceso a los medios de producción, distribución y consumo de alimentos, así como a partir de la solidaridad entre los pueblos, lejos de las proclamas chovinistas de “primero lo nuestro”.
Así llevan décadas federados en su organización local (la uocq), anudando lazos con organizaciones mayores, convocando a otros, colocando sus alternativas cuerdas y generosas de cómo vivir en un mundo que alcance para todos. Es así como en medio de los caciques, el miedo, y la violencia, estos rincones de vida como bastiones en medio de los enormes desiertos de monocultivo siguen siendo centros que resisten la Revolución Verde e interactúan buscando más diversidad, más autonomía productiva, más comunidad.
Nuestra región ha vivido y sigue viviendo una situación social marcada por la explotación colonial de nuestras riquezas culturales, económicas y sociales, así como de nuestra biodiversidad. Esta problemática se expresa con la imposición de la apertura comercial, la privatización de agua, del bosque, de los recursos minerales, de los servicios públicos, entre otros.
Estamos convencidas que los transgénicos no solucionan los problemas de los agricultores. No corresponde tampoco con el proyecto de agricultura en el cual nosotras creemos. Nos vuelven esclavos de fábricas que producen semillas, venenos y químicos.