El brócoli amargo ¿Es posible construir el socialismo del siglo XXI con el capitalismo del siglo XIX?

La flexibilización y la intensificación del trabajo y su tercerización con irrespeto del código laboral, son el fruto de una explotación destinada a reducir el costo de producción, aumentar la tasa de ganancia y de acumulación del capital y también a competir en el mercado mundial. La proletarización o la semi-proletarización de los campesinos, de los indígenas y en particular de las mujeres, son el resultado del proceso. En el caso del brócoli, el capital utiliza el trabajo hasta el límite de la vida física de los trabajadores y no se tiene que preocupar mucho de la reproducción de las fuerzas de trabajo, porque las reservas de trabajadores potenciales son altas.

Puentes entre el Pensamiento Crítico y el Pensamiento Ecológico

La realidad concreta actual se vuelve cada vez más compleja y dinámica, por lo que se requiere su abordaje desde una perspectiva dialéctica e integral que contribuya a la formulación de un pensamiento crítico desde el ecologismo. En nuestra época es clave pensar desde las relaciones y procesos, en vez de objetos fragmentados de la realidad. Ello sólo puede procurarse con una edificación epistemológica comprometida con los procesos históricos y la unidad en la diversidad, contribuyendo a develar los orígenes y la multiplicidad de factores que inciden en los conflictos sociales y ambientales.

Otoño del imperio y del capitalismo

Cuando el imperio es incapaz de mantener su hegemonía aportando soluciones a las crisis sistémicas recurre a la “hegemonía explotadora” (1), con toda la violencia y la destrucción que la acompaña. Así sucedió en la decadencia de la hegemonía imperial de Holanda.

El bien común de la humanidad: Un paradigma post-capitalista frente a la ruptura del equilibrio del metabolismo Entre la naturaleza y el genero humano

La múltiple crisis actual provee la oportunidad de una reflexión que sobrepasa lo inmediato y la Conferencia Por el Equilibrio del Mundo es un lugar particularmente adecuado para este fin. Abordaremos en primer lugar el porqué de un nuevo paradigma, después la ruptura del equilibrio del metabolismo socio-ambiental y el aporte de Carlos Marx, y finalmente la reconstrucción de este equilibrio y la transición hacia la dimensión ecológica del socialismo.

Derribar al capitalismo construyendo el socialismo internacional [1]

Cada día hay más personas que están convencidas de la necesidad de cambiar el sistema que hasta ahora marca la lógica de nuestras vidas. El capitalismo no es capaz de garantizarnos una vida digna y por el contrario se presenta, muchas veces, como el principal obstáculo para poder alcanzarla. En un planeta asediado por las crisis económicas, humanitarias y ecológicas nos es necesario implementar otro sistema de gobierno global. Sin embargo, después del fracaso de la URSS y los “socialismos realmente existentes”, nos faltan alternativas desde la izquierda para proponer un sistema alternativo para las mayorías explotadas.

Es por eso que desde estas líneas propondré una serie de alternativas que deseo sirvan para enriquecer el debate y esbozar en el horizonte próximo, unas líneas que ayuden en la construcción de esa sociedad necesaria, donde por fin logremos desarrollarnos y convivir en paz. Para ello me basaré en la potenciación de tres de los mayores logros de la cultura humana: el socialismo, la democracia y la fraternidad.

Notas para otro sistema económico y social

El mundo atraviesa un momento de grandes cambios. Los vencedores de la Segunda Guerra Mundial polarizaron el mundo entre la receta marxista-leninista y la receta liberal ricardiana. Ese dualismo se presentó como si no hubiese otras opciones, una especie de bipartidismo global. Ambos sistemas fracasaron. Es hora de estudiar otras escuelas del pensamiento económico y político, para dar un nuevo rumbo.

Pacificación de la existencia y construcción del socialismo

Los procesos de elevación de la conciencia implican meditación, reflexión, sosiego; el sistema capitalista niega, como estrategia esencial, el tiempo y los espacios necesarios para este tipo de actividades. El capitalismo es, en sí mismo, aceleración, crispación, tensión perenne y creciente; niega el tiempo para la paz y la tranquilidad porque estas detendrían la dinámica del rendimiento del capital, amén de abrir posibilidades de cuestionamiento epistémico y filosófico de su lógica y estructura.

Socialismo y poder. Una revisión crítica

La cultura del consumo a que dio lugar el capitalismo mercantil es insostenible. ¿Cuánto más podrá resistirse esta devastación de los recursos naturales? Las sociedades agrarias “primitivas”, o inclusive las tribus del neolítico que aún se mantienen, son mucho más racionales en su equilibrio con el medio ambiente que el modelo industrialista consumidor de recursos no renovables. Si buscamos un nuevo mundo, una nueva ética, nuevos y superadores valores, la cultura del consumo debe ser abordada con tanta fuerza revolucionaria como las injusticias sociales. Pero ahí está el problema justamente: tanto ha calado esta cosmovisión del consumo hedonista que se hace muy difícil atacarlo, desarmarlo. Y el “hombre nuevo” todavía no pudo sacudirse esa carga cultural. ¿Podremos construir una cultura alternativa al consumo industrial fabuloso sin volver a las cavernas, aprovechando el confort que brindan las nuevas tecnologías traídas por la industria capitalista y la moderna ciencia occidental?

La naturaleza en la conformación ideológica latinoamericana

Los latinoamericanos en general, y los venezolanos en particular, intentamos construir un modelo de organización económico-social distinto al que ha sido dominante en el mundo en los últimos 300 años, con diferentes estructuras y principios, un modelo que supere el modelo histórico capitalista, con sus implícitas aberraciones, sus crónicas injusticias y la creciente e irrefrenable destrucción medioambiental que inevitablemente acarrea.

Ética ecosocialista (el verdadero hombre nuevo)

El consumismo es la peor manifestación patológica de esa enfermedad de la sociedad humana llamada capitalismo; es el más formidable obstáculo para la construcción de un nuevo modelo social en donde lo que se entienda por calidad de vida no conlleve, casi automáticamente, a la degradación y destrucción de la vida circundante. Es un grave error creer que el nuevo modelo socialista a construir simplemente equivaldrá a una mejor y más justa distribución de la riqueza material dentro de la sociedad. Para decirlo con palabras de Carlos Marx: “Si el comunismo se desinteresa de los hechos de conciencia, podrá ser un método de distribución, pero no será jamás una moral revolucionaria”. El socialismo económico sin una ética ecológica no tendrá futuro alguno.

Apropiación y producción socioecológica para un nuevo modelo socialista

El ecosocialismo del siglo XXI deberá basar su propuesta en nuevas formas de conciencia productiva. La fuerza productiva no ha de residir ya ni en la tierra, ni en el capital y ni siquiera en el trabajo, sino en el grado de conciencia colectiva, ecológica y social de los trabajadores. Una conciencia planetaria y de especie además de la de clase. Para construir esta nueva racionalidad socioambiental es necesario como dice Enrique Leff “desenterrar las condiciones ecológicas de sustentabilidad y descongelar en tiempo en el que han quedado adormecidos los sentidos culturales, negados y desconocidos por el egocentrismo y la megalomanía de la racionalidad económica capitalista” (Leff Enrique, Ídem).

Socialismo, agroecología y enmienda

La agroecología nos da la oportunidad histórica de contribuir con los cambios paradigmáticos por los nuevos procesos productivos que se están creando y consolidando para contribuir sustancialmente con la supervivencia de nuestra vida y planeta. Afirmamos que cualquier propuesta de tendencia socialista debe promover una alimentación sana. La ciencia agroecológica es la única alternativa que puede garantizar unas buenas prácticas agrícolas ambientalmente sustentable.

Ecología política y capitalismo

La racionalidad económica capitalista se caracteriza por el desajuste entre las formas y los ritmos de extracción, explotación y transformación de los recursos naturales por parte del sistema y las condiciones necesarias para la conservación y regeneración de los ecosistemas intervenidos. La aceleración en los ritmos de rotación del capital y la capitalización de la renta del suelo para maximizar ganancias ha generado una insostenible presión sobre los diferentes ecosistemas que existen en la tierra.

Ecologismo: ¿majadería o revolución?

En Ecuador, el ecologismo está siendo desprestigiado y parece algo desamparado. El auge del proyecto socialista del Gobierno ignora muchas inquietudes y propuestas ecologistas. Todo enfoque de desarrollo que desprecie la ecología y el ecologismo no puede pertenecer a un socialismo del siglo XXI. Sin ecologismo no hay revolución porque no se cambia el paradigma de desarrollo.