Viví como vegano por una semana. No fue fácil, pero aprendí 7 poderosas lecciones

En el último año, una gran cantidad de personas que conocí se ha vuelto vegetariano o vegano.

Y hace poco estuve viviendo en el extranjero, así que decidí probar un poco ese estilo de vida un par de semanas. No fue muy difícil. Estaba viviendo en Canadá en ese momento y conseguir productos libres de crueldad animal y no relacionados a la industria era sumamente asequible y accesible.

Pero regresé a mi país (Chile) y me di cuenta que no era tan fácil como allá.

Estaba comiendo de todo en ese momento y adicionalmente, por gusto, había incorporado carne de soya, seitán, leche de almendras, hummus y muchos otros alimentos a mi dieta. Creí que sería igual de fácil comprarlos acá, pero me di cuenta que no era algo que se pudiera encontrar en todos los Supermercados; además, los precios no son tan bajos como los productos de origen animal. Me llamó la atención esta diferencia. Al mirar en las despensas, era casi imposible encontrar algo vegano.

En mi necesidad de información y hambre de curiosidad, decidí adentrarme más en el mundo del veganismo en Chile; me encomendé en esta nueva aventura durante una semana y media.

Con todo esto en mente, me preparo para el lunes, mi primer día vegano. Fracasé de forma monumental.

No me preparé lo suficiente con mis compras y además, cuando fui al mercado más cercano me di cuenta que prácticamente todos los productos tenían algo de origen animal, ¡HASTA LA ENSALADA! Terminé comiendo patatas fritas, maní y avena. Las cosas no mejorarían para el segundo día, pues me enfermé del estómago y todo lo que comía, lo vomitaba. ¿Quizás fueron las cervezas del fin de semana?

Cuando busqué soluciones para mi dolor de estómago en Internet, me encontré con las peores noticias:

Sopa de pollo, caldo de carne y arroz con pollo se postulaban como las mejores. Llamé a mi madre, mi abuela y mi hermana, sólo para que repitieran lo mismo. Amigos y conocidos con los que hablaba sólo atinaban a decir “pero, ¿tampoco puedes comer pollo, pescado o huevo?”. Entendí poco a poco por lo que pasan los veganos intentando explicarlo. Aún así, experimenté haciendo una tortilla de papa con carne de soya y salsa de tomate. Me salvé.

Para el tercer día ya me sentía mejor con mi dieta de arroz, avena y manzanilla. Para el cuarto busqué recetas en internet para variar mi dieta.

Al arroz blanco le agregué una salsa boloñesa hecha con carne de soya. Placer instantáneo. Hace mucho que no encontraba una gran diferencia en los sabores de la comida que como, y a decir verdad me pareció bastante rico. La avena se había vuelto mi desayuno y ahora ya experimentaba con sándwiches de pan integral, lechuga, aguacate y mermelada. Un sándwich lleno de vegetales sorprendentemente de Subway también me ayudó a llegar al final del día. Esa noche llamé a Yinni, otra amiga vegana hace tres años quien piensa que los precios en los supermercados son un abuso. Entonces, me recomienda hacer mi propia leche de almendras y buscar tutoriales de comida en Youtube. Le hice caso.

El quinto día llegó, y yo ya estaba totalmente preparado con mi dieta.

Un sándwich libre de origen animal con aguacate y una taza de avena me ayudaron a comenzar mi día. La noche anterior había preparado (bueno, ya, con ayuda de mi madre) hamburguesas a base de lentejas. Una ensalada y una porción de arroz se convertirían más tarde en un almuerzo fantástico. Pero ahora tenía otra duda. ¿De qué manera podría afectar mi salud la falta de carne?

Mi amigo Javier es un enfermero que trabaja en emergencias médicas. Una llamada podría ayudar a resolver muchas de mis dudas.

Me dice que la dieta no está excenta de riesgos, más que nada por la falta de información de la gente y asegura que es necesario llevar una dieta variada y bien estructurada y estar atento al hierro en la sangre, que en términos simples me explicó que era vital para el transporte del oxígeno. También me contó que ha atendido muchas anemias ferropénicas (por falta de hierro), pero que es fácil de solucionar con suplementos vitamínicos. Me dejó claro que es un estilo de vida muy sano. Quedé de invitarle una cerveza, después de todo, me dio su opinión profesional.

Es ahí cuando tuve la duda más importante. ¿Qué sucede con la cerveza?

Consulté con el sitio web Barnivore.com. Qué alegría, la mayoría de las cervezas mexicanas, chilenas y del resto de latinoamérica son veganas. Nunca está de más asegurarse, así que ese día bebí sin miedo. ¿Saben algo? Estoy muy seguro que esa noche me sentí mucho más liviano. Tranquilo también. Para la mañana del sábado no tenía mucha resaca. Hice hummus casero y le agregué un poco de ajo y ají. Lo comí con tortilla y aguacate (sí, me gusta el aguacate, mucho). Preparé más hamburguesas de lenteja (y agregué un poco de raíces y carne de soya a la mezcla) junto con unas cuántas papas salteadas. Incluso le agregué mayonesa de leche de soya. Un excelente almuerzo.

Para complementar mis referencias, también le pregunté a Xaviera y Julio (una pareja de amigos), cómo es su vida como veganos.

Ambos tomaron la decisión por un tema ético en distintos momentos, más que nada por que los animales sufren y el abuso que hay detrás de la industria ganadera. Comprenden lo importante de mantener una alimentación balanceada y toman suplementos nutricionales (que incluyen hierro y vitamina B12, por ejemplo). Según Xaviera, que es del sur de Chile y comenzó siendo vegetariana hace 11 años para volverse vegana hace uno y medio, es mucho más fácil mantener la dieta en la capital. No es primera vez que sale a flote el asunto de la centralización mientras aprendo de este tema. Ambos creen, también, que no puedes imponer tu estilo de vida a la gente porque no los vas a convencer. La mejor forma es a través de la educación y el ejemplo.

“Cuando eres consciente de lo que pasa es más fácil notar cómo en general se discrimina a distintos grupos (animales, mujeres, inmigrantes, etc). A fin de cuentas, uno adopta una postura cada vez menos pasiva y se dedica a crear conciencia y a disminuir aunque sea un poco estas cosas, partiendo por hacerlas visibles, exponiendo respetuosamente el porqué es importante adoptar este estilo de vida, resolviendo dudas; educando. Eso sí, al menos yo no pierdo el tiempo con gente que hace preguntas solo para molestar, con los años uno ya les reconoce”

-Julio- Vegano hace 4 años y 8 meses.

Me había planteado en un principio seguir una dieta vegana por sólo una semana. Pero llega el domingo y empiezo a considerar que quizás podría extenderlo un tiempo más.

Una compañera de trabajo me da el dato de Sebastián, un dentista que es vegano hace 4 años. Me cuenta que enfermó la primera vez que cambió su dieta, a los 13 años, por no alimentarse de manera balanceada. Ahora, a sus 26, sabe alimentarse de forma ideal, considerando la importancia del hierro y el calcio. Me cuenta que las cadenas de supermercados más grandes ya tienen pasillos veganos, y que la mejor forma de apoyar el crecimiento de esta industria es comprando los productos, a pesar de su precio. Así la industria puede crecer y bajar costos. Para él es mucho más fácil que para mí ir de compras. Después de meses, sabe perfectamente qué productos comprar. También está preparando una aplicación para smartphones con el fin de encontrar tiendas vegetarianas. Totalmente comprometido con la causa.

Así es como, hasta el momento, he aprendido 7 valiosas lecciones sobre el veganismo:

1. Es ético

Considerando el sufrimiento de los animales, no participar de la industria que los explota es lo mínimo que podemos hacer como seres conscientes del sufrimiento.

2. Se puede vivir así

En términos generales, manteniendo una alimentación balanceada y asegurando incluir las vitaminas y minerales necesarios, se puede vivir de manera perfectamente normal siendo vegano. Todos me aseguraron, además que su calidad de vida había mejorado. Consumir suplementos nutricionales ayuda bastante.

3. Ya no es un tema tabú y cada día muchas más personas se están educando

El cambio hacia una generación más consciente sobre la igualdad no aplica sólo a los hombres, sino que se empieza a considerar con cada vez más peso la vida de los animales. De todas formas, hace falta más información oficial. Sería bueno que los Ministerios de Salud propusieran un manual para seguir la dieta.

4. La industria ganadera ES CRUEL

Esa imagen de la dulce vaca pastando con total calma es totalmente falsa. Lo peor es que todos lo sabemos. Sin embargo, parecemos ignorar a voluntad que el producto que llega a nuestra mesa fue, en algún momento, un ser viviente.

5. La organización es clave

Aprender qué puedes comer, qué productos incluyen ingredientes provenientes de animales y cómo cocinar te ayudarán a optimizar tu tiempo y dinero bastante.

6. Tu vida puede cambiar bastante

Te puede ayudar mucho a equilibrar tu balanza moral. No estoy diciendo que los veganos, sólo por ser veganos son santos. Como en todo grupo, existo todo tipo de gente. Puedes encontrar alguien que come carne y se preocupa por los demás, así  como puedes encontrar un vegano que se crea un ser superior. Lo que digo es que es una buena forma de abrir tu mente hacia la destrucción de vidas que causa el sistema en el que estamos.

7. Es bueno predicar

No forzar, obviamente. Dar el ejemplo, guiar y educar es mucho más efectivo. Vamos, demostrar que ser vegano puede mejorar algunos aspectos de tu vida y además no apoyar una industria tan cruel, puede atraer más gente a adherirse al veganismo. De no ser por esa actitud, nunca hubiese comenzado a escribir este artículo en primer lugar.

Así decidí darle una probada al veganismo, pero con mayor preparación.

Me puse en contacto con Javiera, una amiga que está a punto de recibirse como nutricionista. Me dice que recuerde incluir frutas y verduras con alto índice de vitamina C para optimizar la asimilación del hierro de las legumbres, frutos secos y cereales fortificados en hierro. Que la biosal me puede ayudar con el yodo y que no olvide suplementos alimenticios de vitamina B12 y D. Su opinión me deja tranquilo, porque es lo que más escuché de las personas con las que conversé en el proceso. “Hazlo con calma y sé organizado” me dice, para finalizar.

Bueno, creo haber aprendido mucho en este acercamiento.

No queda más que agradecer a aquellos que respondieron a mis dudas con tanta paciencia y que velan por educar para poder mostrarte su punto de vista.

Además, considero necesario destacar que es normal confundirse cuando uno no sabe mucho del tema, pero el veganismo tiene como norte tratar de forma ética a los animales. Más que la alimentación, es una forma de vivir que también involucra la vestimenta y los productos que usamos a diario, buscando que sean todos libres de origen y/o abuso animal.

Ahora se viene el round 2. Veremos qué sucede…

No sé si escriba una segunda parte, pero al menos celebro con una de las mejores noticias. Pase lo que pase, la cerveza seguirá siendo vegana.

Por Diego Cid

Ecoportal.net

UPSOCL

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