Antes de liberarlas, pasaron por un control veterinario para asegurar que estuvieran en perfecto estado de salud. Las 190 tortugas gigantes, de la especie Chelonoidis hoodensis, tienen alrededor de cuatro a cinco años de edad. Su traslado a su hábitat fue en cajas metálicas a través de una lancha y de una caminata de dos horas. Cada miembro trasladó aproximadamente de siete a ocho tortugas.
Al llegar a la Isla Santa Fe las dejaron en libertad. Los científicos informaron que las tortugas se acoplaron rápidamente en el ecosistema y se sintieron en casa. Esta especie contribuirá en la restauración de la isla, la repoblación de la especie y de poder ver este lugar como era hace más de 150 años. Para la realización de esta iniciativa participaron 26 personas. Había algunos voluntarios.
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