El Bitcoin, una criptomoneda que parece insostenible

La célebre criptomoneda Bitcoin puede morir de éxito, o ‘matarnos’ en el intento dado su elevado consumo energético. Y es que uno de los puntos fuertes de la divisa electrónica, su seguridad, está resultando ser a su vez uno de sus puntos débiles, ya que esta precisa de cantidades ingentes de energía para ser infranqueable. En este sentido, se estima que el consumo derivado del funcionamiento del Bitcoin ya es similar al de un país como Dinamarca, hecho que despierta las alarmas sobre la sostenibilidad de la criptodivisa.

La explicación de este problema subyace en el propio funcionamiento del Bitcoin, que se apoya en ‘mineros’ como parte fundamental del esquema de la divisa virtual. Estos mineros ofrecen sus computadoras para resolver los algoritmos que se utilizan para realizar las transacciones entre usuarios de Bitcoin y garantizar la seguridad de estas. De esta manera, el primer ‘minero’ en resolver estos cálculos o bloque de transacciones se ve recompensado con 12,5 Bitcoins nuevos más la tarifa por transacción.

Pero la extracción de esta criptomoneda no es tan rentable como pudiera parecer tal como indican en la guía digital de 1and1: “Como recompensa por su labor de mining, el procesador recibe una cantidad determinada de Bitcoins, algo que parece ciertamente lucrativo a primera vista. Sin embargo, conviene tener en cuenta que los costes de hardware y de mantenimiento son mucho más altos que las ganancias que se pueden obtener con la minería, lo que también se debe a la alta competencia”.

Es esta competencia precisamente, junto con el aumento imparable del valor de la criptomoneda, que ha pasado de los 1.000$ a los casi 20.000$ en apenas un año, lo que hace que cada vez se utilice hardware con mayor capacidad de computación (y mayor gasto energético). A su vez, también se está incrementando el número de computadoras que pujan por resolver los cálculos necesarios para hacer funcionar el Bitcoin. Esta huida hacia delante es la única manera que tienen los mineros de hacer rentable la extracción de Bitcoins, ya que además, cada cuatro años la recompensa por dicha actividad se reduce a la mitad.

Un Consumo Eléctrico Exacerbado que no Para de Crecer

Así pues, esta fiebre por los Bitcoins se está traduciendo en un brutal aumento del gasto eléctrico tal como desgrana la web digiconomist.net, que se ha molestado en calcular el consumo eléctrico por Bitcoin extraído. Según el estudio, el minado de un Bitcoin consume unos 200 kWh, que equivaldría al consumo de una casa durante 1 mes entero. Cantidad grotesca al ser comparada con el coste energético de una transacción mediante Visa que alcanza un irrisorio 0,01 kWh; 20.000 veces menos consumo que la criptomoneda creada por el desconocido Satoshi Nakamoto.

Como resultado, se calcula que el gasto eléctrico del Bitcoin alcanza los 34 TWh, cantidad que iguala casi a países como Bulgaria o Dinamarca. Por otra parte, la huella ecológica sería de unas 17.000 toneladas de CO2 .Para más inri, las predicciones no son nada halagüeñas, y de seguir el curso actual, el gasto eléctrico de Bitcoin equivaldrá al consumo de electricidad mundial en 2020. Este hecho provocaría una catástrofe medioambiental y más sabiendo que la mayor parte de los Bitcoins se minan en China, país que nutre su red eléctrica de centrales altamente contaminantes.

No obstante, para evitar la hecatombe, se prevé un posible cambio de algoritmo en la moneda electrónica que haga descender su alta demanda eléctrica. Sin embargo, se necesita un consenso del 51% de los usuarios para que entre en vigor otro modelo de funcionamiento. Por otro lado, y por fortuna, existen numerosas criptodivisas mucho más sostenibles y comprometidas contra el cambio climático como el Solarcoin: “El objetivo último de SolarCoin es dejar un registro confiable e independiente de la contribución que cada instalación solar está haciendo en la lucha contra el cambio climático y al mismo tiempo recompensar a los propietarios de estas instalaciones por su contribución y limitar la dependencia y riesgo de los subsidios estatales”.