Greta Thunberg se ha convertido en un nombre familiar en todo el mundo: una mujer sueca joven y decidida que, a la edad de 16 años, se convirtió en un rostro familiar en la huelga climática mundial del 20 de septiembre de 2019 , lo que inspiró a más de cuatro millones de manifestantes a unirse al movimiento.
Si bien Thunberg se ha ganado el derecho a ser reconocida como una guerrera ecológica líder, no es la única activista ambiental joven que deja una huella en el mundo.
Mari Copeny, de ocho años, se hizo famosa por su carta al presidente Barack Obama sobre la contaminación del agua en su ciudad natal de Flint, Michigan, y finalmente se la denominó “Pequeña señorita Flint”.
Xiuhtezcatl Martinez es otra activista juvenil y artista de hip-hop ambiental que se desempeñó como directora juvenil de Earth Guardians. Esta organización integra la música, el arte y la narración de cuentos para abordar problemas ambientales significativos y capacitar y movilizar de manera efectiva a otros jóvenes activistas.
Por supuesto, Thunberg, Copeny y Martinez son solo una pequeña muestra de ecoactivistas adolescentes que trabajan incansablemente para crear un cambio positivo para las generaciones futuras. Colectivamente, los jóvenes activistas tienen mucho que enseñarle al mundo sobre la crisis climática y cómo abordar estos temas en el futuro.
Aquí hay cinco lecciones que podemos aprender de los jóvenes activistas ambientales.
1. La diversidad está a la vanguardia
El racismo ambiental a menudo significa que las personas de comunidades desfavorecidas no tienen acceso a recursos ecológicos limpios, y los peligros ambientales y la contaminación probablemente afectan a las comunidades marginadas y de bajos ingresos por motivos de raza.
Los jóvenes activistas ambientales han centrado sus esfuerzos en abordar las desigualdades raciales en su misión centrada en el clima, arrojando luz sobre la falta de voces diversas y aumentando la representación de personas de todos los orígenes culturales, discapacidades e identidades de género.
Los jóvenes aprenden y educan a otros sobre el racismo ambiental, proporcionando una plataforma muy necesaria para que las personas subrepresentadas expresen cómo se ven más afectadas por el cambio climático.
2. Las redes sociales son una herramienta poderosa
A partir de julio de 2021, aproximadamente 4800 millones de personas usan plataformas de redes sociales y los jóvenes activistas climáticos han reconocido el potencial para llegar a las masas y fomentar la participación en su movimiento.
La información se difunde rápidamente a través de las aplicaciones de las redes sociales, como Facebook, Twitter, Instagram y YouTube, lo que permite a los activistas generar conciencia sobre los problemas ambientales con imágenes y videos y conectarse con usuarios de todo el mundo.
Las redes sociales también son una herramienta útil para educar a aquellos que pueden no tener acceso a redes de medios convencionales más estándar.
3. La rendición de cuentas es clave
Las personas menores de 18 años son consideradas por ley demasiado jóvenes para votar por líderes políticos que se alinean con sus ideologías verdes; sin embargo, no han permitido que esto obstaculice sus esfuerzos ambientales.
Algunas organizaciones dirigidas por jóvenes, como el Movimiento Sunrise, desarrollan formas de expresar las perspectivas y preocupaciones ambientales de los jóvenes al gobierno de los EE. UU., haciendo de la lucha contra el cambio climático su trabajo de tiempo completo.
Los miembros del Movimiento Sunrise se han convertido en colaboradores capaces para encontrar soluciones a los empleos verdes, el racismo ambiental y la crisis de COVID-19, denunciando a los legisladores que se interponen en el camino del progreso.
Si bien es posible que los jóvenes activistas ambientales no se involucren directamente en la toma de decisiones, aún pueden responsabilizar a las personas en el poder por sus acciones y alentar el cambio. Ya sea que se trate de una prohibición del fracking o de un impulso por alimentos más sostenibles y saludables , los líderes saben que sus acciones están siendo observadas de cerca y juzgadas por futuros votantes.
4. La información debe ser accesible
Estados Unidos es un crisol de diferentes culturas, con multitudes de personas que se asientan de todo el mundo. Según el informe de la Oficina del Censo de EE. UU. de 2020, alrededor del 40 % de los estadounidenses se clasifican como una raza o etnia distinta de la blanca. Existen sociedades multiculturales similares en Europa y en otros lugares también.
Por esta razón, los activistas ambientales jóvenes reconocen la importancia de la información accesible. Las últimas tendencias en ciencia ambiental deben interpretarse de una manera que resuene en la gente común y se traduzca a varios idiomas.
La persona promedio no debería esforzarse por comprender las políticas o los problemas ecológicos que los afectan directamente. Por ejemplo, el “secuestro de carbono” puede entenderse mejor como la “forma en que se elimina el carbono del aire”.
Otro ejemplo son los “recursos comunes”, que son “cuencas de agua, bosques y pesquerías que todos comparten”.
5. El activismo ambiental juvenil es para todos
De todas las lecciones esenciales que podemos aprender de los jóvenes activistas ambientales, nunca se es demasiado joven o viejo para involucrarse.
Es posible que los jóvenes no puedan votar, pero pueden participar en compromisos cívicos en sus comunidades locales o a nivel nacional. Para algunos, la crisis climática los lleva a lo largo y ancho del mundo.
Según una encuesta de 2020 realizada por el Centro de Información e Investigación sobre Aprendizaje y Participación Cívica (CIRCLE) de la Universidad de Tuft, el 80 % de los encuestados cree que el poder del cambio está en sus manos capaces, mientras que otro 79 % siente que la pandemia subrayó cómo la política impacta su vida diaria.
Con todo esto en mente, está claro que los jóvenes juegan un papel vital en la lucha por una tierra más sana y sostenible. Al movilizar y llevar estos temas al frente de los cambios políticos, económicos y de comportamiento, están allanando el camino para la reforma climática y la igualdad racial para las generaciones futuras.
Por Jane Marsh. Artículo en inglés