En Inglaterra se lanzó una revolucionaria campaña que insta a no comprar ropa nueva por todo el mes de septiembre. El móvil: generar conciencia sobre el uso excesivo del agua en la industria textil y su enorme huella de carbono.
Muchas personas que siguen la moda, consideran que comprar ropa nueva es vital para su rutina de consumo. Pero desconocen que están causando un grave daño al planeta.
La ONG Oxfam lanzó en Inglaterra una campaña revolucionaria para no comprar ropa nueva durante este mes.
Se trata del “Septiembre de Segunda Mano”, su jefe ejecutivo, Danny Sriskandarajah, comentó los motivos de la campaña.
Septiembre es un período especial para la industria de la moda, en la que el cambio de temporada llena las revistas y catálogos con las nuevas prendas y artículos que se lanzarán para el otoño-invierno o primavera-verano, según el hemisferio.
“Sabemos que el 8% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la industria textil, eso es más que las industria de aviación y marítima en conjunto”, detalló.
“El algodón es una planta, que se tiene que sembrar, que se tiene que regar y después se cosecha”, aseguró María Neira, ingeniera textil del Laboratorio Lictex de la Usach.
“Después se tiene que transformar en un hilo, y ese hilo en tela, que después se tiñe y se estampa. Y casi todos esos procesos requieren de energía y de agua“, continuó Neira.
Por dar un ejemplo, una polera de algodón necesita dos mil litros de agua para su fabricación. Un pantalón de jeans, 10.850 litros, equivalentes a una piscina de 12 x 6 metros.
“Comprar ropa de segunda mano es otra manera poderosa de ayudar. Da a la ropa de calidad una nueva vida y apoya a las personas a vencer la pobreza alrededor del mundo”, aseguraron desde la ONG.

Repercusiones en Chile
“No compren ropa nueva, sino que sigan utilizando la que ya tienen”. Ese es el mensaje que quiere transmitir Isadora Morrison, coordinadora de marketing de Patagonia Chile.
Esta tienda de ropa outdoor actualmente tiene dos campañas. En la primera, todos los sábados reparan la ropa de la marca que se haya dañado para que sus dueños la sigan usando. Y el primer sábado de cada mes, la iniciativa se extiende a otras marcas.
En la segunda, reciben la ropa de su marca que el dueño no quiera usar más, la evalúan y vuelven a ponerla a la venta a un precio menor, evitando la compra de una prenda nueva y el gasto de agua que conlleva. Las personas que entregan su ropa, reciben un descuento del 25%.
Otra marca,Travieso, buscan cambiar el modelo de comercio de ropa infantil, buscando evitar que telas en buen estado lleguen a la basura.
Así, en una edad de rápido crecimiento de los niños que obliga a la continua compra de vestuario, llaman a que los padres no tiren esa ropa y la lleven a la tienda, donde tendrá dos destinos posibles: su reventa a un precio muy bajo si está en buen estado o su reutilización como materia prima para la confección de juguetes infantiles de género.
“Hoy día yo atraigo al público porque está buscando ropa barata, y mi objetivo es traer al público porque está preocupado de su huella de carbono”, sostuvo Rosario Hevia, creadora y dueña de Travieso.
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