Los bosques de manglar son ecosistemas muy diversos. Se encuentran en los márgenes de los ríos y llegan hasta el mar, donde se mezclan agua dulce y salada. En los manglares de la costa oeste de Borneo, en el distrito Kubu Raya se encuentran animales como el kanguang y el orangután.
Esta maravilla de la naturaleza está siendo arrasada por empresas de palma aceitera que acaparan tierras y destruyen ilegalmente en Indonesia manglares y turberas por pura codicia.
Allí opera PT Sintang Raya, proveedora de Wilmar, el más grande comerciante de aceite de palma del mundo. A su vez, Wilmar abastece entre otras muchas empresas a Unilever, la cual utiliza el aceite de palma como materia prima en productos como la margarina Flora, los helados Frigo y productos de aseo personal Dove. Unilever asegura en sus publicidades tener un “enfoque de producción sostenible de aceite de palma”.
Pedimos a Unilever que abandone los negocios con empresas las empresas que saquean la selva y que elimine el aceite de palma de sus listas de ingredientes. Organizaciones indonesias exigen a Wilmar asumir la responsabilidad por los acaparamientos de tierras y las violaciones de derechos humanos.
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La selva en el tanque y en el plato
Con 66 millones de toneladas por año, el aceite de palma es el aceite vegetal que se produce en mayor cantidad. Su bajo precio en el mercado global y sus características de fácil procesamiento han hecho que en la actualidad, uno de cada dos productos industriales de los que compramos en el supermercado lo contengan entre sus ingredientes. Además de las pizzas congeladas o precocinadas, galletas, margarinas, el aceite de palma también se encuentra en las cremas corporales, jabones, maquillajes, velas y detergentes.
Lo que casi nadie sabe: en la Unión Europea fluye casila mitad del aceite de palma importado en el llamado biocombustible. La obligación por ley desde 2009 de mezclar el biocombustible con la gasolina y el diesel es una importante causa de la deforestación de las selvas tropicales.
Desde entonces, las plantaciones de palma aceitera se han extendido en el mundo hasta 27 millones de hectáreas. En unasuperficie tan grande como Nueva Zelanda, las personas y animales quedan sometidas a la expansión de estos „desiertos verdes“.
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