El diente de león es considerada una hierba muy depurativa del hígado. Se la puede consumir de muchas maneras: ensaladas, sopas, jugos, etc. Hoy compartimos una receta para hacer la conocida bebida “vino del estío” con sus flores.
Las flores de diente de león florecen en todo su esplendor durante la primavera, como queriéndonos recordar que allí están, listas para servir.
El diente de león

El diente de león (Taraxacum officinale) es una planta generosa, considerada la gran depurativa del hígado. Esta hermosa y pequeña planta, también es conocida como achicoria silvestre, puede ser consumida por completo: raíz, hojas y flores. En sus hojas levemente amargas hallaremos incontables minerales: calcio, hierro, provitamina A. Son, además, diuréticas, con la particularidad de ahorrar potasio, con lo que se previenen o evitan los calambres. Por otro lado, sus vibrantes flores amarillas poseen polen de gran calidad y lecitina; se recomienda consumir sin lavarlas. Sus raíces se usan tostadas y molidas como sucedáneo del café.
Una opción diferente es preparar, a partir de sus flores, vino de estío. Para aprender a prepararlo la Dra. Sara Itkin, médica generalista y naturista de la Patagonia Argentina comparte sus saberes con esta vieja receta.
Vino de estío
Receta extraída del libro «Plantas Silvestres Comestibles de la Patagonia Andina» Parte I – exóticas, de Eduardo Rapoport, L. Margutti y E.Sanz. 1997
Ingredientes
- 3 litros de flores de diente de león bien abiertas, sin pedúnculos.
- 2 y ½ litros de agua hirviendo.
- 2 y ½ litros de agua fría.
- 2 naranjas.
- 1 limón.
- 1 y ½ kilo de azúcar.
- Clavos de olor (si te gusta).
- 1 y ½ tazas de pasas de uvas picadas.
- 2 cucharadas de té tibio.
- 1 cucharada de levadura fresca.

Así se prepara
- En un día seco y soleado, colecte unos 3 litros de flores bien abiertas, sin pedúnculos. Las flores deben ser recogidas de lugares limpios, no contaminados. Tampoco juntarlas de veredas y bordes de calles transitadas. No deben lavarse.
- Póngalas en un recipiente grande y agrégueles 2 1/2 litros de agua hirviendo.
- Cúbralas con un repasador limpio y déjelas en remojo 2 días, mezclándolas 1 o 2 veces por día.
- Al tercer día, escurra el agua de remojo y póngala en un recipiente.
- Agréguele las cáscaras de 2 naranjas y un limón finamente cortadas, sin hollejos y 1 1/2 Kg de azúcar (revuelva para que se disuelva bien el azúcar).
- Llévelos a hervor lento por media hora, revolviendo cada tanto. Puede agregarle, si gusta, algunos clavos de olor.
- En otro recipiente ponga 1 1/2 tazas de pasas de uvas picadas, el jugo de las naranjas y el limón y agrégueles todo el líquido del hervor más otros 2 1/2 litros de agua fría.
- Cubra con repasador limpio y déjelo que se enfríe.
- Agregue 2 cucharadas de té tibio y una cucharada de levadura, preferentemente fresca.
- Cúbralo de nuevo con el repasador y deje reposar 2 días. Al tercer día, pasaremos el líquido a botellas.
- A los 3 días cuele y pase el líquido a botellas, sin llenarlas hasta el tope. Tápelas con corchos hechos de tela o algodón, para que fermenten. Coloque las botellas en la oscuridad. El vino puede beberse a las 3-4 semanas.
Buena salud!
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