¿ Agua arremolinada y/o electroactivada ?

A día de hoy, solo se conocen dos tipos de tratamientos del agua que realmente reducen la estructura molecular del agua. Y de esto es de lo que se trata aquí. Por un lado, tenemos el remolineado dirigido hacia el interior (fuerza centrípeta) y, por otro lado, la electrólisis. En el primer caso, se trata de la recuperación de la estructura natural que se compone principalmente de pequeños clústeres de agua que hacen posible el almacenamiento de la información en la naturaleza. En el segundo caso, la reducción de la estructura molecular se produce mediante la división de las moléculas de agua por medio del proceso de electrólisis con electródos de metales nobles por corriente galvánica.

Aunque esta modificación solo es posible a corto plazo, parece tener grandes efectos terapéuticos en función de los electrodos de metales particularmente nobles. El objetivo de ambos métodos es la producción por reducción de pequeñas estructuras de H2O hexagonales que aseguran la salud, la armonía y el bienestar.

No solo la energía eléctrica juega un papel importante en el cuerpo, sino sobre todo la propia estructura. La química, la estructura y la funcionalidad del agua viva difiere significativamente de lo que habitualmente hoy en día se entiende por agua. No se trata del H2O con el que generalmente entramos en contacto, sino de un medio cristalino altamente ordenado.  El profesor Gerald Pollak de la Universidad de Washington ha asignado esta estructura hexagonal ordenada del H2O a un nuevo estado de la materia recientemente descubierto.

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Por lo tanto, mientras que el remolineado la reconduce al estado hexagonal establecido por la saludable naturaleza, es decir, a un patrón de frecuencia en armonía con la naturaleza, los electrodos de metales nobles y la corriente continua del proceso de electrólisis liberan fuerzas que tienen un breve pero potente efecto terapéutico. Las frecuencias desordenadas se disuelven.

El remolineado dirigido hacia dentro conduce a un agua natural, mientras que la electrólisis con metales nobles ofrece una forma terapéutica, sin efectos secundarios de ningún tipo. El H2O se descompone durante un breve periodo de tiempo en oxígeno e hidrógeno activo para, después, volver a convertirse en agua normal. Una vez que el hidrógeno dona el electrón obtenido gracias a este proceso para la regeneración de los procesos patológicos en nuestro organismo o en la naturaleza, se vuelve a obtener el mismo agua normal que había anteriormente.

El agua viva en cambio interactúa estructuralmente con los líquidos y proteínas de nuestro cuerpo. La idea de que el H2O solo es una sustancia genérica (vulgar o general) con una estructura más o menos arbitraria es una observación demasiado superficial. La preservación de la estructura ordenada del agua es una energía autosostenible en el agua que debe tener una función corporal central con consecuencias de largo alcance.

La electrólisis por su parte tiene la capacidad de modificar la condición de la carga eléctrica. Puede asimilar electrones adicionales o cederlos. Lo sorprendente es que el H2O puede comportarse como un desinfectante (Anolyte) o como un antidesinfectante (Catolyte). Un parámetro medible bien conocido por los físicos, químicos y biólogos es el potencial de oxidación-reducción, es decir, el valor ORP. Con cuánta mayor facilidad ceda su electrón el agua hidrogenada (Catolyte), mejor para el organismo. Esta tiene una carga negativa con un valor ORP negativo. El H2O activa ácida pierde electrones. Su potencial es de +800 mV o superior. Esta agua es un potente antioxidante. Cuando entra en contacto con bacterias o virus los destruye inmediatamente.

Ambos tratamientos son de gran utilidad y, sin duda, se complementan bien. Idealmente, el remolineado es el tratamiento perdura en el agua, mientras que el agua de hidrógeno vuelve a su estructura original que tenía antes del proceso de división.  El corto, pero sorprendentemente gran efecto terapéutico es debido a la energía de los electrones.

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