La propuesta del reciclado de residuos domésticos con lombrices sigue siendo una buena alternativa a considerar por cada familia.
El problema más complejo e importante al que debemos enfrentar los humanos en el corto plazo es la reconstrucción y el mantenimiento del equilibrio ecológico.
Todo ello dentro de un marco de crecimiento basado en una verdadera sostenibilidad, sin comprometer el futuro. Los conceptos básicos de reciclaje, lombricultura, fertilización y cultivos naturales de pequeña escala pueden desarrollarse de manera práctica en el ámbito escolar y doméstico. Este fue el objetivo principal en el desarrollo de nuestras casitas ecológicas.
En un entorno escolar podemos comprender plenamente el proceso reproductivo de las lombrices en un espacio reducido, desde que eclosionan los huevos hasta que alcanzan la edad adulta. También nos permite estudiar los diferentes componentes de los residuos y sus procesos de descomposición. Nos brinda orientación sobre cómo se verían si se llevaran a un espacio abierto donde se llevan a cabo niveles más altos de reciclaje.
El humus de las lombrices
Es fácil probar el humus con el que queremos experimentar y comprobar los resultados en vivo en las plantas. En un ambiente doméstico, la casita para lombrices puede ubicarse en el lavadero o en el balcón. Allí, los niños y sus familias podrán producir pequeñas cantidades de vermicompost a partir de desechos domésticos para sustentar sus plantas.
En la actualidad, existen estudios a nivel académico que intentan trasladar esta experiencia a gran escala, para procesar grandes cantidades de residuos a gran escala. Generalmente residuos provenientes de la industria.
A lo largo de la historia, diversas manifestaciones nos han dicho algo sobre las lombrices. Dado que los egipcios creían que la fertilidad del valle del Nilo se debía a la acción de los gusanos, para ellos era sagrado. Aristóteles también los consideraba los intestinos de la tierra, y Darwin los estudió en profundidad, resumido en su «La acción de las lombrices en la formación del suelo vegetal» , reconociendo que ningún otro animal ha desempeñado un papel tan importante en la historia mundial.
Actualmente, la capacidad fertilizante de las tierras de cultivo se puede medir en términos del número de lombrices por unidad de superficie. Se reconoce que constituyen la biomasa animal más antigua de la Tierra y pueden representar más del 50% de la masa animal total en Europa, con un promedio de 0,5 a 2 Tn/Ha. Se cree que en buenos pastos hay más carne de lombrices que viven bajo tierra que del ganado que pasta en la superficie.
Clasificación Zoológica de las lombrices
Reino animal; tipo anélido; oligoquetos; familia Soridae; género Eisenia; comúnmente conocidos como lombrices rojas califormianaas.
Este es el resultado de investigaciones y selección realizadas en Estados Unidos desde 1959, donde lograron las características de poder reproducirse en cautiverio y en espacios libres bajo condiciones de hábitat específicas.
Las lombrices de tierra son invertebrados y anélidos. Se mueven por contracción de anillos y músculos. Tienen movilidad tanto vertical como horizontal.
Viven bajo tierra y células especiales ubicadas por todo su cuerpo les advierten de la presencia de la luz, su enemigo mortal. Los rayos ultravioleta lo matarán en cuestión de minutos.
Las lombrices de tierra son organismos anatómicamente simples y muy bien adaptados a su entorno. Sus cuerpos viscosos necesitan permanecer fríos y húmedos para sobrevivir. El líquido celómico drenado a través de los poros dorsales sirve para mantener el cuerpo húmedo.
Su color cambia con la edad. Son blancas al nacer, rosadas a los diez días, rojas en la edad adulta y alcanzan la madurez sexual a los tres meses cuando miden de 6 a 8 centímetros de largo. Y el diámetro es de 3 a 5 mm.
Reproducción
Hermafroditismo, donde se produce la fertilización mutua entre dos lombrices. Cada una pone un huevo con forma de semilla de uva pero de color verde oliva, del que nacen entre siete y veinte crías.
Su capacidad para multiplicarse en proporciones geométricas durante sus 15 años de vida útil en condiciones favorables es asombrosa.
Desde el nacimiento, las lombrices son autosuficientes; se alimentan individualmente y sólo necesitan asegurarse de que el sustrato en el que se encuentran esté lo suficientemente húmedo y suave como para ser perforado por sus diminutas bocas.
Una lombriz roja adulta pesa 1 gramo y cada día ingiere alimentos correspondientes a su peso corporal, de los cuales casi el 60% se excreta en forma de humus. El resto se asimila y metaboliza para la nutrición.
No oyen sonido, pero sienten vibraciones. Respiran por la piel y no tienen dientes. Tienen 5 pares de corazones y 5 pares de hígados.
Para comer, la lombriz chupa el alimento con la boca; cuando ingresa al estómago, las glándulas se encargan de excretar carbonato de calcio, cuyo objetivo es neutralizar el ácido de los alimentos ingeridos.
Debido a esto, el humus eliminado tiene un PH neutro, con todos sus beneficios como abono y fitosanitario para las plantas.
El hogar de las lombrices
Volviendo a nuestra casa ecológica, se creó no solo apreciando su hermosa forma sino también con la idea de crear una sensación de familiaridad con su forma.
En Europa y especialmente en EEUU, estas labores de lombricultura han sido incluidas en los programas escolares de algunos estados, como tema de actividades prácticas, y algunas universidades están trabajando en ellas con toda la tecnología científica disponible, aprovechando todo el potencial de la lombricultura como solución en un futuro muy próximo a el problema de los residuos y cultivos, especialmente en la restauración de tierras degradadas.
La casa se construye a partir de residuos industriales no contaminados, los cuales se someten a un proceso de temperatura y presión. Está fabricado en aluminio, cartón y polietileno, y no contiene ningún material fenólico ni químico.
Este material tiene una conductividad térmica muy baja, por lo que aísla bien el calor y el sonido, creando condiciones favorables para el crecimiento de las lombrices.
Es ideal para no verse afectado por la humedad, ya que es resistente al agua. Otra ventaja es la baja probabilidad de propagación del incendio.
La construcción de la casita
Está diseñada para ofrecer la máxima comodidad de manejo.
Tiene forma rectangular y en sus caras interiores dispone de bandejas correderas. A un lado hay dos ventanas que no sólo le dan el aspecto de una casa pequeña, sino que también permiten ver cómo se produce el proceso de conversión de residuos en humus.
Las lombrices no serán vistas porque huyen de la luz. La bandeja inferior es donde cae el humus producido por las lombrices.
En la segunda parte se coloca el grueso de las lombrices con la comida ya preparada y en la parte superior se colocan los restos de comida, preferiblemente triturados lo máximo posible para lograr un tamaño de partícula pequeño que facilite el trabajo de las lombrices.
La casita se remata con una cubierta a dos aguas y en una de ellas una chimenea, que además de darle aspecto de casa, también sirve para conducir el agua para riego dentro del material.
Como podemos ver, en un pequeño espacio cada día tendremos el laboratorio mágico de la naturaleza.
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