Tras experimentar el día más caluroso registrado hasta ahora, los investigadores advierten que el calentamiento global y en especial las olas de calor rampantes, podrían tener consecuencias devastadoras para la agricultura y los océanos. Se pronostica un futuro con cosechas afectadas y un deterioro silencioso en los ecosistemas marinos.
Los investigadores advierten que las olas de calor recurrentes están poniendo en peligro la capacidad de la naturaleza para suministrarnos alimentos. Además, alertan sobre una crisis silenciosa e invisible en nuestros océanos debido a las temperaturas récord que están afectando negativamente nuestro planeta.
Europa, Estados Unidos y China con olas de calor devastadoras
A principios de julio se registró el día más caliente jamás registrado, lo que supone una grave amenaza para la vida humana y los ecosistemas terrestres y marinos de los que dependemos.
“Nuestro sistema alimentario es global”, dijo John Marsham, profesor de ciencias atmosféricas en la Universidad de Leeds. “Existen riesgos crecientes de grandes pérdidas simultáneas de cultivos en diferentes regiones del mundo, lo que realmente afectará la disponibilidad y los precios de los alimentos. Esto no es lo que estamos viendo en este momento, pero en las próximas décadas es una de las cosas que realmente me asustan”.
“Como ser humano, si eres lo suficientemente rico, puedes entrar y encender el aire acondicionado. Pero los ecosistemas naturales y los ecosistemas cultivados no pueden hacer eso”.
Durante el año 2018, Europa experimentó una ola de calor que provocó graves consecuencias en la agricultura. Las cosechas sufrieron importantes pérdidas y la producción se redujo hasta un 50% en el centro y norte de Europa. Además, en el año 2022, se registraron temperaturas récord en Reino Unido que resultaron devastadoras para los cultivos de frutas y verduras.
Olas de calor seguirán aumentando
Según estudios, se prevé que para el año 2040 las olas de calor sean hasta 12 veces más frecuentes en comparación con los niveles anteriores al calentamiento global. Aunque es cierto que una sola ola de calor no suele ser suficiente para aniquilar un ecosistema, la preocupación radica en la duración y frecuencia creciente de estos eventos.
Marsham dijo: “La gente generalmente está aislada de los efectos del clima del que todos dependemos. Vamos a las tiendas a comprar alimentos, no los cultivamos nosotros mismos. Pero si hablas con agricultores en cualquier parte del mundo, son extremadamente conscientes de lo que está haciendo el clima y los impactos en su agricultura”.
La crisis climática no solo se traduce en un aumento de las olas de calor en la atmósfera, sino que también afecta a los océanos, lo cual representa un peligro para las comunidades costeras y pone en riesgo una importante fuente de alimento para los humanos. El estrés por calor puede tener consecuencias devastadoras, como el caso de la “cúpula de calor” en 2021 a lo largo de la costa del Pacífico de Canadá. Se estima que esta ola de calor causó la muerte aproximada de mil millones de animales marinos, lo cual es una cifra alarmante.
Daniela Schmidt, profesora de ciencias de la tierra en la Universidad de Bristol, dijo: “A menudo pensamos en los impactos en los ecosistemas terrestres porque es fácil de ver: las plantas se marchitan y los animales se calientan demasiado. Pero la gente generalmente no piensa en las olas de calor marinas. Eso es lo que realmente me preocupa, esa muerte silenciosa e invisible”.
Amenaza de extinción
Los ecosistemas que están acostumbrados a tener una temperatura constante durante todo el año, como los océanos tropicales, son especialmente vulnerables al cambio climático. Se proyecta que un aumento de 2°C en la temperatura eliminaría prácticamente los arrecifes de coral tropicales. Los ecosistemas tienen una biodiversidad única y excepcional, siendo reconocidos por tener la mayor diversidad biológica a nivel mundial. Estos ecosistemas no solo son impresionantes en términos de especies y hábitats, sino que también sustentan la vida de más de 500 millones de personas en todo el mundo.
“Tengo niños pequeños”, dijo Marsham. “Cada vez que ves Buscando a Nemo o lees un libro sobre los arrecifes de coral, no puedes evitar sentir que, en algún nivel, les estás vendiendo una mentira. A menos que actuemos rápido, esos sistemas van a desaparecer. Puede que a algunas personas no les importen los arrecifes de coral, pero no hay parte del mundo que sea inmune a los impactos del cambio climático”.
Schmidt agregó: “No todo tiene que tener un valor financiero. Necesitas plantas para cada respiración que tomas. Es el oxígeno que respiras, tendemos a olvidar eso”.
La investigación científica está en sus primeras etapas para comprender cómo el calor afecta a los ecosistemas. Aunque se ha realizado algún progreso, aún queda mucho por descubrir sobre este tema. Según un estudio publicado en la revista Nature, si las emisiones de gases que causan el calentamiento global continúan aumentando y alcanzan niveles alarmantes, se espera que el 41% de los animales vertebrados terrestres experimenten eventos térmicos extremos para el año 2099. Esto podría tener graves consecuencias para la vida silvestre y los ecosistemas en general. El estrés causado por altas temperaturas puede ocasionar una serie de problemas que afectan diferentes aspectos de la salud. Esto incluye el crecimiento, la fertilidad, la inmunidad y también puede provocar cambios en el comportamiento.
Es cierto que las especies están desplazándose hacia áreas más altas y polares en busca de refugio contra el calentamiento global. Este cambio en su hábitat puede tener consecuencias negativas, ya que podría aumentar el riesgo de extinción para algunas especies.
¿Podríamos evitarlo?
Los expertos afirman que la naturaleza puede jugar un papel crucial para hacer el calor extremo más tolerable. Los cuerpos de agua, como los estanques y fuentes, desempeñan un papel importante en la resistencia de los paisajes durante los veranos calurosos y secos. Su presencia ayuda a prevenir incendios forestales al proporcionar una fuente de humedad en el entorno. Además, también contribuyen a reducir los impactos negativos de la sequía al mantener cierto nivel de humedad en el suelo y proporcionar un hábitat vital para la vida acuática.
La Dra. Nicole Miranda, investigadora principal del programa Oxford Martin sobre el futuro del enfriamiento, dijo: “La presencia de vegetación y agua en nuestro paisaje puede servir como formas de enfriar pasivamente nuestro entorno. Los árboles y las plantas dan sombra y también tienen el mecanismo de evapotranspiración. Los cuerpos de agua, como estanques y fuentes, capturan el calor a su alrededor al evaporar el agua”.
Un ejemplo destacado de estrategias para combatir el calor urbano se encuentra en Medellín, Colombia, donde se han implementado los corredores verdes a gran escala. Estos corredores, que abarcan áreas significativas de la ciudad, se han propuesto como una solución efectiva para reducir las temperaturas urbanas en hasta 2 grados Celsius.
Con información de theguardian.com