Deterioro de los manglares favorece los desastres en El Salvador

Por Jacqueline Pineda

Los manglares son ecosistemas de gran importancia en El Salvador por ser espacios adecuados para el desarrollo y la reproducción de diferentes especies de mucho valor comercial, por ejemplo: peces, camarones, cangrejos entre otros, además, este tipo ecosistemas tiene una función muy importante, ya que  sirve como barrera de protección contra inundaciones, sequías y huracanas, además de proveer alimento y refugio a una gran cantidad aves migratorias.

Por su importancia ambiental, la conservación de estos ecosistemas se ha convertido en una prioridad para el país, ya que se consideran claves para disminuir la vulnerabilidad de las poblaciones costeras frente a eventos climáticos.

Según Carolina Amaya, coordinadora del Programa de Clima y Energía de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), los manglares son ecosistemas únicos en el planeta, ya que cuentan con una serie de funciones sociales, climáticas, biodiversidad, hídrica, económica, entre otros.

“Los manglares son la primera barrera natural para proteger la costa, no sólo contra las inundaciones, sino que, ahora hasta con el aumento de nivel del mar y lo pudimos ver con esto del mar de fondo que es un fenómeno que causa oleajes muy extensos generados por tormentas en el mar y si estas olas no tienen barreras que las puedan detener, llegan hasta las costas y producen un gran impacto en las estructuras y hasta las puede dañar”, aseguró Amaya.

Asimismo, explicó que estos fenómenos pudieran reducir su fuerza si los manglares no estuvieran tan deteriorados y expresó que lo primordial es concientizar a la población a fin de evitar que sigan destruyendo estos bosques, ya que podrían existir más fenómenos como este y tener un mayor impacto.

Por otra parte, además de ser una barrera protectora, tiene una función importante en el desarrollo de la zona costera, ya que según Amaya, proporcionan el 70 por ciento de los alimentos comercializados en la costa.

“Los organismos capturados en el mar como camarones, peces y cangrejos que realizan parte de su ciclo de vida en los manglares, regresan a las costas de nuestro país y es ahí donde son comercializados por los vendedores”, expresó la coordinadora de la UNES.

Por su parte, Rafael Vela, coordinador del programa Cambio Climático y Biodiversidad del Centro Salvadoreño de Tecnologías Apropiadas (Cesta), advierte que los manglares no deben ser utilizados como medio de subsistencia para las familias de la zona costera, ya que estos organismos le dan vida a los bosques.

“Los manglares no deben ser vistos como medio de sustento para las familias porque si se acaban los recursos que estos ecosistemas tienen para mantenerse, nosotros corremos un gran peligro porque no tendríamos esa barrera que ellos nos proporcionan ante los fenómenos naturales” explicó Vela.

Además de su rica biodiversidad, los manglares son reservas naturales y su protección está regulada en el artículo 74 de la Ley de Medio Ambiente, la cual establece que: “los manglares son reservas ecológicas por lo que no se permitirá en ellos alteración alguna. Las zonas costero marinas donde están contenidos estos ecosistemas se considerarán áreas frágiles”.

Por esta razón, diferentes organizaciones gubernamentales y no gubernamentales como la UNES, el Cesta y el Fondo de la Iniciativa para las Américas (Fiaes), se dedican a brindar asistencia técnica y financiera para la ejecución de proyectos ambientales, así como planes de sensibilización a la población para evitar que estos bosques sigan desapareciendo.

Plan de mantenimiento

Según Amaya, desde 1950 a la fecha, se ha destruido el 60 por ciento de los manglares en El Salvador, debido a eso es que los fenómenos naturales cada vez son más fuertes y afectan de gran manera la economía del país. Para Amaya, el cultivo de la caña de azúcar se ha extendido hasta destruir un 30 por ciento del manglar de la Bahía de Jiquilisco, Usulután.

Asimismo, Vela explicó que el Cesta tiene diferentes proyectos con el fin de reducir el impacto negativo que afecta, principalmente los manglares, ya que estos representan el hogar de miles de especies entre fauna y flora que ayuda a mantenerlos y a regenerarlos, especialmente en la bahía de Jiquilisco, Usulután, la Barra de Santiago y Garita Palmera, que son los más dañados.

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