Tendencia mundial, la carne de laboratorio, también de pescado

Varias empresas a nivel mundial están invirtiendo en investigaciones para elaborar nuevos productos alimenticios en laboratorio. Además de tratarse de un negocio más rentable, buscan mayor sostenibilidad y evitar la “crueldad con los animales”

Estados Unidos y Singapur están al frente de las investigaciones para producir reemplazos de alimentos de mar como pescado y mariscos. Carne producida fuera del mar en un laboratorio, suena a ciencia ficción, pero es una tendencia mundial que crece día a día.

Nuestro planeta se enfrenta a una crisis de seguridad alimentaria. Si bien este problema es anterior a la covid-19, la pandemia ha expuesto graves deficiencias en la cadena de suministro de productos cárnicos y pesqueros que sólo empeorarán a medida que nuestra población crezca“, comentaron los investigadores. 

Otro tipo de carnes ya han sido lanzadas al mercado, como la carne de pollo en una versión de nuggets. El turno del cultivo “in vitro” de carne de pesacado y mariscos podría llegar a la mesa de los consumidores a finales de este año o inicios del 2022.

Este tipo de producción en laboratorio pretende disminuir el impacto ambiental que genera la producción de carne a nivel mundial, facilitar la disponibilidad de alimento para toda la población y hasta ser más saludable y económica.

Uno de los puntos preocupantes del consumo de alimentos de mar, es la presencia de mercurio, antibióticos y microplásticos encontrados en los peces y mariscos. Este tipo de carne, lograría evitar estos contaminantes.

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Cómo se obtiene en el laboratorio esta carne que no es carne

Los productos alimenticios cárnicos se obtienen extrayendo células madre, por ejemplo del salmón que, en condiciones controladas y con el agregado de otros ingrededientes, se convierten en fibras musculares y tejido graso hasta replicar algo muy similar a un filete de pescado. Las células extraídas crecen sobre tejido conectivo y se alimentan con vitaminas, sales, lípidos, azúcares, aminoácidos y proteínas vegetales y en algunos casos se mezclan con una biotinta para imprimir la forma deseada a través de una impresora 3D. Si bien no cuentan con las propiedades alimenticias del pescado original, pueden ser adicionadas en el proceso de fabricación.

Estos avances de la ciencia pueden llegar a convertirse en la comida del futuro. Además de su mejor precio, buen sabor y textura, se presentan como la solución para detener la sobreexplotación de los mares y evitar la matanza indiscriminada de animales.

Pero no todo es tan rosa. Si bien no habría inconvenientes con la seguridad en su producción y consumo, la limitante estaría en la cantidad de energía necesaria para su elaboración.

Los “peros” de esta nueva tecnología

Para lograr la evolución y crecimiento de las células vegetales de este tipo de carnes, se utilizan biorreactores de alto consumo energético resultando un proyecto poco viable e insostenible para el ambiente.

Algunas organizaciones ambientalistas están mirando como algo positivo este avance de la ciencia mientras no haya impacto en el ambiente y sea seguro para el consumo humano. Pero hacen una salvedad respecto del avance del control de las empresas sobre la alimentación de la población. Además, existe cierta desconfianza con estas falsas promesas de acabar con el hambre mundial y facilitar el acceso a los alimentos, como se hiciera en su momento con la acuicultura.

Desde el punto de vista gastronómico, los chef no ven mucha versatilidad para preparar recetas con estos alimentos. Comentan que más bien están orientados a fabricar “pates” y picadillos para la eleboración de hamburguesas y nuggets, pero no platos de alta cocina.

Si bien esta nueva tecnología puede disminuir el impacto en la sobreexplotación de océanos, la pesca seguirá existiendo.

Ecoportal.net

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