Es importante tener en cuenta que los ultraprocesados no deben considerarse como alimentos, sino más bien como preparaciones industriales comestibles. Su consumo frecuente puede tener efectos negativos tanto en nuestra salud física como mental. Es fundamental ser conscientes de esto para poder tomar decisiones informadas sobre nuestra alimentación y priorizar opciones más saludables.
No hay duda de que los alimentos ultraprocesados se encuentran en todos lados en la actualidad. En las últimas décadas, su presencia y accesibilidad han crecido de manera rápida y deliberada, primero en países con altos ingresos y luego en el resto del mundo. Esta expansión ha sido diseñada estratégicamente para satisfacer la demanda global. En Estados Unidos, y también en el Reino Unido, alrededor del 60% de la ingesta calórica proviene ya de productos ultraprocesados.
No es sorpresa que los mensajes acerca de estos productos estén en todas partes. En muchas noticias, se les señala como los principales culpables del aumento de problemas de salud como la obesidad y la diabetes tipo 2. Pero no todo son críticas, también hay influencers que defienden dejar de consumirlos.
La repostería, los refrescos, las galletas, los nuggets y los platos precocinados son productos que se elaboran principalmente con ingredientes industriales y contienen pocos o ningún alimento natural. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos productos tienen su lugar en la vida cotidiana, ya que ofrecen comodidad y variedad en nuestras dietas ocupadas. Por lo tanto se recomienda equilibrar el consumo de estos alimentos procesados con opciones más saludables y nutritivas para garantizar una dieta saludable.
Es importante tener en cuenta que los alimentos altos en calorías suelen ser ricos en azúcares y grasas, lo que significa que no ofrecen muchos nutrientes esenciales como proteínas o micronutrientes. En realidad, estos alimentos aportan muy poco, excepto calorías vacías.
Definición de ultraprocesado
En el año 2009, Carlos Monteiro fue quien acuñó por primera vez el término “ultraprocesados”. Aunque no existe una definición legal específica, la más aceptada en el ámbito de la salud pública es precisamente la propuesta por Monteiro y sus colaboradores. Estos definen los ultraprocesados como “formulaciones industriales producidas a partir de sustancias obtenidas a partir de alimentos o sintetizadas a partir de otras fuentes orgánicas.” Y continúan: “Normalmente, contienen poco o nada del alimento intacto, están preparados para consumir o calentar, y son ricos en grasas, sal o azúcares y poca fibra dietética, proteína, varios micronutrientes y otros compuestos bioactivos”.
Ultraprocesados, baratos, cómodos, pero insalubres y engañosos
En resumen, los ultraprocesados son alimentos elaborados de manera industrial a partir de ingredientes derivados de otros alimentos. Estos productos han sido mejorados para ser atractivos al paladar y sumamente convenientes, ya que se pueden consumir en cualquier momento y lugar.
Además, hay que destacar su increíble rentabilidad. Los alimentos ultraprocesados tienen una larga vida útil y son muy económicos de producir. De hecho, la fabricación de este tipo de productos (como las bebidas azucaradas) se ha convertido en una de las actividades comerciales más lucrativas y en constante crecimiento.
Estos productos son una alternativa económica a los alimentos frescos o procesados, y se promocionan de manera engañosa con mensajes como “alto en vitaminas”. Además, utilizan afirmaciones para ocultar posibles daños con el objetivo de influir en las decisiones de compra de los consumidores.
¿Cuál es su efecto en la salud?
La implementación de sistemas de trazabilidad y seguridad alimentaria es fundamental para garantizar la calidad y el bienestar en nuestra alimentación. Estos sistemas son altamente efectivos y nos brindan la tranquilidad de que los alimentos, ya sean ultraprocesados o no, no causarán un daño inmediato a nuestra salud.
Pero las evidencias científicas sobre los daños que causan los alimentos ultraprocesados son irrefutables. Existen numerosos estudios que han demostrado la relación directa entre su consumo y un mayor riesgo de padecer obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, así como un mayor riesgo de mortalidad prematura. Un editorial recientemente publicado por Miguel Ángel Royo-Bordonada y Maira Bes-Rastrollo en Gaceta Sanitaria ha resumido de manera concluyente esta evidencia.
También se ha llevado a cabo un estudio reciente en el Reino Unido que involucró a casi 200,000 adultos. Los resultados son impactantes: se ha concluido que el consumo de alimentos ultraprocesados no solo tiene efectos negativos en nuestra salud, sino que también aumenta la mortalidad por ciertos tipos de cáncer, especialmente el cáncer de ovario en mujeres.
Esto es información crucial para tomar decisiones informadas sobre nuestra dieta y estilo de vida. Y este no es el primero. El año pasado, se llevó a cabo un estudio en Estados Unidos que estableció una conexión entre los alimentos ultraprocesados y el cáncer colorrectal.
A esto, se añaden los descubrimientos cada vez más numerosos sobre el impacto de estos productos en la salud mental. Un fascinante estudio de investigación a largo plazo, con un seguimiento de diez años, ha revelado una conexión preocupante. Según este estudio realizado en Brasil, se encontró una asociación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el deterioro cognitivo en más de 10,000 adultos. Esto nos da aún más razones para ser conscientes de nuestro estilo de vida y elegir opciones alimenticias más saludables.
A qué se debería el efecto perjudicial
En lo que respecta al funcionamiento, hay varias teorías. Por un lado, el posible daño puede estar relacionado con la escasa calidad nutricional de los ingredientes comunes en este tipo de productos: azúcares añadidos, harinas refinadas, grasas poco saludables y un alto contenido de sal. Es importante tener en cuenta que el consumo de alimentos ultraprocesados puede afectar negativamente nuestra alimentación.
Estos alimentos suelen desplazar a opciones más saludables, como los alimentos frescos o menos procesados, que proporcionan una mayor calidad nutricional. Por lo tanto, es fundamental buscar un equilibrio y priorizar la elección de alimentos de mejor calidad para mantener una dieta saludable y balanceada.
Existen investigaciones que plantean otras hipótesis muy interesantes, las cuales están relacionadas con cambios en las señales de saciedad, desequilibrios en la diversidad y composición de la microbiota intestinal, así como los efectos perjudiciales inflamatorios y oxidantes de los alimentos ultraprocesados. Estos hallazgos adicionales nos ayudan a comprender aún más los posibles factores que contribuyen a estos problemas de salud.
Después de analizar detenidamente los efectos y explicar su plausibilidad a nivel biológico, es crucial tomar medidas fiscales (impuestos a las bebidas azucaradas) y regulatorias (limitando la exposición, sobre todo, de niños, niñas y adolescentes a este tipo de productos) para frenar la propagación de estos productos. Es hora de actuar y proteger nuestra salud, porque es nuestro derecho, con políticas efectivas que garanticen un futuro más seguro.
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Con información de: https://www.elpais.com.uy