También conocida como cannabis, esta planta presenta unas cualidades que la vuelven muy interesante en numerosos sectores preocupados por el medio ambiente.
La sostenible es una filosofía que se está expandiendo por todo el mundo. Fenómenos como el calentamiento global y la contaminación están demostrando a toda la sociedad que es necesario un cambio, y que todas las personas deben aportar su granito de arena para preservar el planeta como se merece.
El ámbito empresarial ya ha dado buena cuenta de ello, de hecho, se prevé que las medidas de sostenibilidad y los negocios sostenibles crezcan exponencialmente a partir de este 2020. Sin embargo, ¿qué medidas realmente eficientes se pueden tomar en este sentido? ¿Qué pueden hacer los consumidores para ayudar en ello?
Los cambios se están viendo ya en numerosos frentes. Tan solo hay que ver cómo se están intentando dejar de usar bolsas de plástico en supermercados y como hasta cadenas de comida rápida empiezan a emplear otros materiales para vasos y demás productos. Pero hay más estrategias, más posibilidades.
Una que está empezando a ganar mucho terreno es el uso del cannabis. Las semillas de marihuana y otras tantas variaciones y productos derivados de esta planta van expandiéndose poco a poco por su utilidad como materia prima. Y no solo eso, sino que además está demostrando ser un material de lo más beneficioso para el medio ambiente.
Utilizada desde hace más de 5.000 años con fines que van mucho más allá de lo que se le suele achacar, la historia del cannabis, o más bien del cáñamo, siempre ha estado acompañada de turbulencias. Prohibiciones, permisos parciales y contextos que se movían al borde de la legalidad ponían en peligro su utilidad.
Sin embargo, en la actualidad se ha demostrado que puede ser una materia prima tan beneficiosa como amigable con el medio ambiente. Numerosos frentes han empezado a experimentar con ella, comprobando que es una planta fácilmente aprovechable y que puede utilizarse en muchos sectores distintos.
Cáñamo, un cultivo productivo y poco dañino
Con las cifras en la mano, una sola hectárea de cáñamo es más que suficiente para producir aproximadamente 2 toneladas de fibra textil. En comparación con el algodón, una plantación de la misma extensión abarca un máximo de 400 kilogramos. La producción de la primera es 5 veces mayor que la segunda.
Algo que también se puede llevar a otro ámbito. Sin ir más lejos, mientras que un árbol puede tardar 20 años o más en crecer, la planta del cáñamo solo necesita medio año para alcanzar su estado adulto. Precisamente en el que puede empezar a utilizarse tanto para la industria textil como para la de celulosa.
Tiendas como www.zamnesia.es se han especializado en ofrecer semillas de cáñamo a través de internet. Un comercio que se ha potenciado a través de internet por sus facilidades y por todo lo que esta planta ha demostrado en los sectores a los que se ha trasladado.
Lo más interesante de ella, sin duda, es que su cultivo tiene un coste muy bajo. Su extracción, por ejemplo, requiere un esfuerzo hasta 7 veces menor que el necesario para extraer árboles. Algo que se suma tanto al tiempo de desarrollo y crecimiento como al cuidado de las plantaciones.
Es una planta sostenible porque, entre otras cosas, no necesita pesticidas que la protejan de las malas hierbas. Su rápido crecimiento le permite desarrollarse antes de que el entorno pueda dañarla gravemente. Aunque, por supuesto, no se libra de seguir unas pautas concretas de tratamiento en cuanto a temperaturas y niveles de humedad.
Por todo esto, y porque todos los residuos de su producción son biodegradables, es por lo que el cannabis o el cáñamo son considerados como una materia prima que mira al futuro. En un mundo cada vez más sostenible, los requisitos tan nimios de esta planta y lo que hace tanto en cuanto a tratamiento y productividad es, cuanto menos, interesante.
¿En qué sectores puede utilizarse?
Siendo una planta que presenta tantas bondades en cuanto a cultivo y explotación, resulta interesante saber en qué sectores se le puede sacar partido. Hemos hablado antes de su versatilidad y posibilidades, y lo cierto es que eran afirmaciones totalmente certeras.
El cáñamo puede utilizarse en el ámbito de la alimentación, como también en el mundo de la cosmética o en el textil. De hecho, también puede considerarse como parte del sector de los combustibles al poder utilizarse como energía renovable en la elaboración de biomasa. Por otra parte, en la industria del papel también tiene una importante presencia.
Otros terrenos, como el de la construcción, han explorado sus posibilidades con esta materia prima y, aunque da buenos resultados, no es algo estandarizado. La realidad es que hay numerosos productos y recursos que pueden derivar del cannabis, y eso es lo que hace que esté volviendo a ganar popularidad en tantos frentes diferentes. Es muy versátil, pero, sobre todo, es algo que aboga por la sostenibilidad.