La pandemia del coronavirus está poniendo a prueba las capacidades físicas y psíquicas de toda la población mundial. La salud de las personas se ve comprometida a causa del virus, pero además están los efectos asociados que trae la enfermedad, tales como el aislamiento, la exposición a noticias sobre el creciente número de víctimas fatales, las exigencias de hacer teletrabajo, la convivencia en espacios reducidos y la incertidumbre económica, constituyen aspectos que sin duda desbordan los mecanismos naturales de adaptabilidad que tienen las personas ante estas adversidades.
A pesar de que todas estas situaciones no afectan a todas las personas de la misma manera, de todas formas es esperable que una gran cantidad vean sus capacidades psíquicas sobrepasadas y comiencen a sentir y padecer síntomas psicológicos importantes. Dentro de ellos, se ha visto un constante aumento en los casos de depresión. Aqui te compartimos un test para conocer indicios de depresión que puedes hacer en línea en sólo 15 minutos.
Herramientas de ayuda
Es importante en muchos casos realizar una psicoterapia que ayude a combatir esta situación inusual de enfrentar una pandemia que puede terminar con nuestra vida y la de nuestros seres más queridos, algo que no es fácil digerir desde nuestra psiquis, mientras se espera una vacuna protectora o la erradicación definitiva del virus.
Y a esa psicoterapia podemos sumarle otra gran herramienta milenaria para llevar adelante este presente complejo, la meditación. Un ejercicio mental con el que, a través de la atención, entrenamos nuestra mente para llevarla a un estado de paz, calma y serenidad interior.
La meditación fue un gran antídoto a las grandes epidemias del siglo pasado y gracias a eso la técnica se expandió. Aunque su objetivo principal es la toma de consciencia de nuestro propio Ser interior, a través de la meditación obtenemos un sinfín de ventajas que nos llevan a conseguir un mayor bienestar, incrementar nuestra calidad de vida y, en definitiva, a disfrutar de una vida con más felicidad, que es lo que se busca meditando.
Además del alivio del estrés, la ansiedad y otros trastornos como la depresión, la meditación ofrece incontables beneficios para nuestra salud física, mental y emocional, según demuestran muchos estudios de las más prestigiosas Universidades del mundo.
La meditación en la psicoterapia
Muchos coinciden en la posibilidad de combinar la meditación y la psicoterapia como herramientas que se complementen para enfrentar la pandemia de Covid-19, ayudando a las personas desde un aspecto de salud mental, aunque otros sostienen que la combinación de la meditación y la terapia, es redundante. Lo cierto es que no se puede negar que la meditación tiene una serie de efectos terapéuticos, preventivos y rehabilitadores que ameritan ser considerados en las terapias.
Según estudios llevados a cabo en EE.UU sobre la meditación utilizada en el tratamiento de la adaptación pos Guerra de Vietnam, la herramienta es sumamente útil. Luego de 3 meses de meditación los sujetos tratados mostraron reducciones significativas de la depresión, la ansiedad, el adormecimiento emocional, el consumo de alcohol, los problemas familiares, las dificultades para encontrar trabajo, el insomnio y otros síntomas de desajuste del estrés postraumático. Mientras que el grupo de sujetos que recibió tratamiento de psicoterapia en el mismo estudio, no mostró mejoría significativa en ninguna de las mediciones.
Efectos de la meditación en el proceso terapéutico
Para explicar esto podemos empezar por uno de los principios básicos de la meditación, que es el cultivar la atención. El aumentar la capacidad de atención de la persona, reduciendo la tendencia a la distracción, tiene ventajas obvias para el proceso terapéutico. Por ejemplo, el eje central de la terapia es la auto-observación, la observación de lo que me está sucediendo, cómo me siento, que pensamientos surgen en mi mente.
También se enfatiza la reflexión, el análisis. En ambos casos, la introspección aumenta de calidad cuando existe la capacidad de permanecer atento continuamente, permitiendo un trabajo mucho más revelador que si una persona tiende a distraerse.
Otro aspecto de la meditación es lo que se llama “la consciencia vigilante”. Esto hace referencia a una visión panorámica de los procesos y contenidos mentales. Como consecuencia a pesar de que surjan pensamientos o emociones, éstos no nos distraen, sino que podemos seguir estando presentes ante los pensamientos y emociones que surgen. Esto es vital para el proceso terapéutico porque la persona logra mantener una visión panorámica de su mundo externo y su mundo interno simultáneamente. Este elemento es crucial del proceso terapéutico.
Finalmente otra cualidad que se cultiva en la meditación es la espaciosidad, o el espacio mental. Es la actitud mental en la que uno no se aferra a los pensamientos y emociones que surgen durante la práctica, se cultiva la actitud de “no-juicio”, se le da permiso a que los pensamientos surjan y se disuelvan, sin nosotros aferrarnos a ellos. El resultado de esto es que nos volvemos menos reactivos ante los contenidos mentales, hay menos mecanicidad, logramos poder observar sin dejarnos llevar, o distraer y de esta forma podemos profundizar más.