A los gatos les encantan las cajas porque reducen el estrés

Estudio realizado en un refugio para animales de Holanda demostró que las cajas pueden ayudar a los gatos a reducir los niveles de estrés ante situaciones como la llegada a un nuevo entorno.

Los gatos suelen escabullirse dentro de compartimientos de cualquier tamaño como canastas, cajones y cajas de cartón. Algunos incluso prefieren dormir en estos lugares que en sus camas por más cómodas que sean, y se ha dado a conocer una explicación científica para este comportamiento.

En 2014, algunos investigadores de la Universidad de Utrecht decidieron poner a prueba la teoría de que los gatos se sienten más felices cuando permanecen en una caja porque esto reduce sus niveles de estrés, y como resultado obtuvieron una respuesta afirmativa ante dicha teoría.

El estudio fue llevado a cabo en un refugio para animales holandés, en el que participaron 19 gatos, 10 de los cuales tenían una caja para descansar.

gatos, estrés, cajas

Los gatos aman las cajas porque reducen el estrés

Los científicos declararon en su estudio que las experiencias estresantes pueden tener un mayor impacto en el bienestar de los felinos e incluso causar enfermedades debido a los altos niveles de cortisol.

Ellos pudieron identificar que existió diferencia entre los gatos que se mantuvieron con una caja y los que no.

Transcurridos algunos días, los gatos con una caja registraron niveles mucho más bajos de estrés que los que no tenían una, y unas semanas después ambos grupos registraron el mismo nivel.

De acuerdo a lo anterior, los científicos concluyeron que para los felinos las cajas empleadas como escondites les permiten manejar eficazmente los factores estresantes al exponerse a un nuevo entorno dentro de un refugio durante las primeras semanas de su llegada.

Ellos consideran que se necesitan realizar estudios adiciones para determinar el efecto de la caja en gatos que ya cuentan con un hogar, así como sus efectos a largo plazo y su correlación con la frecuencia de brotes de enfermedades infecciosas.

Por Paula Quintero

Ecoportal.net

Fuente