Los impactos positivos de la peatonalización de un área se pueden ver en Copenhague, con 400.000 € ganados por cada kilómetro de carril bici. En toda la Unión Europea, la mortalidad relacionada con la mala calidad del aire es cada vez más evidente en áreas como Brescia, Madrid, Bérgamo, Amberes, Karvinà, Turín, Vicenza y París.
El fin del comercio como lo conocemos, un obstáculo para la libertad y la accesibilidad, una invitación a la inseguridad, una transformación completa de la esencia de la ciudad, una alteración en el perfil socioeconómico del barrio que lleva al desplazamiento de los residentes locales, todos estos son subproductos de este cambio. A pesar de varios argumentos en contra de la peatonalización y la disminución del tráfico vial en las ciudades, la evidencia en apoyo de este asunto ha crecido significativamente con el tiempo y es muy convincente.
Dos publicaciones recientes sugieren fuertemente que esta tendencia está ganando fuerza. Un análisis realizado en 14 ciudades españolas demostró que la peatonalización resultó en mayores ingresos comerciales. Además, cuando se realizaron las modificaciones, la mayoría de los ciudadanos prefirieron entornos más transitables y acogedores en lugar de aquellos que priorizan los automóviles. Según una investigación realizada en Copenhague, los beneficios de invertir en infraestructura ciclista son innegables. Cada kilómetro de carril bici construido supone un ahorro total anual de 400.000 € debido a la disminución de los costes de transporte, asistencia sanitaria y siniestralidad.
Ciudades entregadas al motor de combustión
Según IS Global, las ciudades de la Unión Europea con mayor mortalidad por contaminación atmosférica son Brescia, Madrid, Bérgamo, Amberes, Karvinà, Turín, Vicenza y París. Estos hallazgos revelan un problema preocupante que las autoridades locales deben abordar para que los ciudadanos puedan respirar un aire más saludable. Según su investigación, el 99,8 % de las personas que viven en las principales ciudades europeas están expuestas a niveles de micropartículas (PM2,5) que superan lo que se considera seguro según los estándares de la Organización Mundial de la Salud. El aire insalubre puede causar estragos en la salud física y mental de las personas, provocando enfermedades cardiovasculares, problemas respiratorios e incluso trastornos reproductivos.
Los tubos de escape son en gran parte los culpables de la contaminación del aire que vemos hoy. A lo largo de los siglos, las ciudades se han rediseñado para priorizar los automóviles y sus consecuencias sobre nuestro medio ambiente y la calidad del aire han sido claras. IS Global afirma que la contaminación acústica, junto con los riesgos para la salud asociados, es causada principalmente por la urbanización. Este problema, además, conduce a la disminución de la actividad física de las personas en las ciudades y restringe su acceso a los espacios verdes.
Teniendo en cuenta estos datos, algunas ciudades han optado por cambiar de marcha y priorizar la reducción del número de coches en sus calles. Esto se puede hacer peatonalizando un área, estableciendo restricciones o incentivando modos de transporte alternativos, como la bicicleta, o una mezcla de todas ellas. Existe cierta resistencia de ciertos sectores del público y ciertos sectores comerciales hacia estas estrategias. Sin embargo, si se implementan correctamente, las ciudades sin automóviles pueden agregar un gran valor a nuestras vidas.
Los beneficios económicos de la peatonalización
El estudio ‘Street pedestrianization in urban districts: Economic impacts in Spanish cities’, realizado por la Universidad de Tokio; MIT concluyó que cuantos más peatones haya en España, mayor será el volumen de ventas de las empresas independientemente de su ubicación. Por lo general, los habitantes de la ciudad prefieren comprar sus necesidades diarias a una distancia razonable a pie, en lugar de tener que hacer un largo viaje.
«La peatonalización de las calles puede incrementar el volumen de las ventas de los pequeños comercios de forma significativa», explica Yuji Yoshimura, experto en planificación urbana de la Universidad de Tokio y autor principal del estudio. El estudio encontró que las personas generalmente prefieren áreas sin automóviles para actividades como ir de compras. Además, una disminución en la cantidad de vehículos también afecta positivamente a los restaurantes y cafés.
«Nuestros resultados son útiles para que quienes elaboran las políticas puedan explicar los cambios a los minoristas que estén ubicados en las calles que se van a peatonalizar», concluye el estudio. «Además, las acciones de peatonalización tienen impactos positivos amplios más allá de los ingresos de los minoristas. Por ejemplo, se han descrito impactos positivos en el estado de ánimo y la salud mental de las personas; y la peatonalización también ayuda a reducir los efectos ambientales negativos, como la contaminación del aire o el ruido».
La resistencia a la peatonalización
No hace mucho tiempo, las calles de Ámsterdam, Copenhague y Malmo estaban abarrotadas de vehículos motorizados y los gases de escape contaminaban el aire. Pero en los últimos años, estas ciudades han adoptado un enfoque de transporte muy diferente que ha reducido drásticamente el papel de los automóviles. Cuando el gobierno local inició su prueba de estrategias de regulación del tráfico, encontró resistencia por parte de los ciudadanos. No obstante, es necesario experimentar con estas medidas para reducir el tráfico en la zona. La peatonalización de su principal calle comercial de la capital danesa desencadenó en 1962 protestas y manifestaciones que pasaron a la historia.
Aunque Copenhague es una ciudad capital y tiene autos circulando, es una de las ciudades menos congestionadas de Europa. El índice INRIX revela que los conductores de Copenhague pasan solo 32 horas atrapados en atascos de tráfico al año, lo que es significativamente menos que los residentes de Estocolmo (102 horas) y Londres (156 horas). Aunque, Copenhague no tiene numerosas calles peatonales como otras ciudades. Para reducir la cantidad de automóviles en la carretera, se han empleado otros métodos, como dar importancia al transporte público y hacer que la bicicleta sea una opción factible.
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Con cerca de 400 kilómetros de carriles exclusivos para bicicletas, cada vez más personas utilizan la bicicleta como su medio de transporte preferido. «Las carreteras con mucho tráfico de automóviles son malas para los ciclistas y estos tienden a evitarlas. Esto se puede compensar con infraestructura propias para bicicletas. Además, el tipo de carril bici importa: los carriles protegidos pueden hacer que cualquier carretera sea buena para los ciclistas, son más directos y tienen menos intersecciones», explica Mogens Fosgerau, economista e investigador de la Universidad de Copenhague y autor del estudio que describe el valor generado por los carriles bici de la capital danesa.
«Los resultados de nuestra investigación muestran que la provisión de infraestructura para bicicletas puede inducir un mayor uso de las bicis», añade el investigador. Además, por cada uno de los kilómetros de carril bici construidos en Copenhague, se generan 400.000 euros anuales en beneficios. «Son beneficios directos para los ciclistas, en términos de tiempo y comodidad, para la salud pública, a través de la reducción los costes derivados de una población más sana, y para la seguridad, por la reducción del coste de los accidentes. El beneficio neto es grande y positivo».
Con información de climatica.lamarea.com