El aguaribay, el árbol sagrado de los incas, es originario de la región andina Perú y desde allí se extendió por las zonas cálidas de nuestro país. Se lo conoce como molle, pimientero y pimiento de Castilla.
Los topónimos Horco Molle, Mollar y Tafí del Valle se refieren a este Árbol de la vida así denominado por sus numerosas propiedades medicinales.
El Aguaribay es un árbol que pertenece a la familia Anacardiáceas, género Schinus, especie molle.
Características principales
- Altura: 6 a 10 metros.
- Diámetro: 8 a 10 metros.
- Crecimiento: rápido.
- Suelo: bien drenado.
- Temperatura: resiste medianamente el frío.
- Transplante: mala tolerancia.
- Usos: ornamental.
- Origen: Argentina.
El aguaribay tiene un follaje persistente. Las hojas de color verde claro, compuestas de entre 5 y 9 pares de folíolos, son pequeñas y caen hacia abajo. Su copa densa y amplia está formada por ramitas colgantes que recuerdan a los sauces llorones. Son plantas dioicas, es decir que poseen diferentes sexos. Las flores amarillentas se reúnen en panojas, así como los frutos donde los racimos vistosos semejan perlas ambarinas que al madurar se tornan rosadas y luego rojas. Los pájaros comen los frutos y se encargan de su dispersión.
Vive en cualquier tipo de suelo, siempre que no sea muy pesado y, sobre todo, que no conserve la humedad. Además es una especie que soporta muy bien la sequía.
Su uso es meramente ornamental. Se reproduce por semillas y puede plantarse solo o en grupos, pero hay que tener en cuenta su gran diámetro.
Esta especie, que comúnmente también es conocida cómo árbol de pimienta, es de crecimiento rápido y porte tipo llorón que no adquiere gran altura, pero tienen un diámetro considerable.
Usos y propiedades
Con los frutos se prepara una bebida similar a la chicha de maíz. Se estrujan con las manos en agua caliente los frutos maduros, luego se filtra el líquido que se deja fermentar durante 3ó 4 días.
Las virtudes medicinales usadas por los incas detallan el uso en infusiones para males de los riñones y vejiga. La resina fragante era empleada para cicatrizar heridas y úlceras, además servía para obturar muelas. Las hojas tiernas aliviaban afecciones hepáticas y cólicos estomacales.
Los andinos mezclaban el zumo de las hojas con leche y lo aplicaban como colirio en las conjuntivitis. Los frutos cocidos servían como diuréticos. Las hojas frescas se empleaban en cataplasmas para ciáticas y dolores reumáticos.
Las inflamaciones de los miembros inferiores se aliviaban con hojas frescas hervidas y las cenizas intervenían en la preparación de jabones.
Otros usos
Al cocer las hojas y la corteza de este árbol se obtiene un líquido de color amarillo intenso, que es utilizado como insumo para teñir diversos tejidos.
Las ramas y frutos del aguaribay, al ser mezclados en agua, junto con las semillas de maíz, permiten la obtención de un abono.
En la época de los Incas se plantaron alrededor de todo el Cusco, y la resina que se obtenía de su tronco era utilizada para embalsamar cadáveres, así como para curar herida es oriundo de los valles interandinos del centro del Perú, especialmente de las regiones áridas y semiáridas de la serranía esteparia y el bosque montano bajo.
Leyendas
De la medicina notable aplicada por los incas pasamos a la leyenda cristiana que justifica sus virtudes.
Dice que tantas bondades fueron el premio recibido por salvar a La Sagrada Familia de la persecución de Herodes. María, José y el Niño huían atravesando paisajes de sol y piedras. Al ver acercarse un grupo de soldados, y puesto que no había tiempo para huir, José pidió protección a una higuera. Como respuesta el árbol dejó caer sus hojas y se negó a ocultarlos. María habló con un aguaribay vecino y éste bajó sus ramas y las apretó. Así cubrió completamente a los viajeros y los perseguidores siguieron su camino. María lo bendijo diciéndole que sería como la pimienta de Oriente y que tendría muchas virtudes por su piedad.
Actualmente se estudian las propiedades antimicrobianas del aceite.
En algunas poblaciones norteñas aconsejan para ahuyentar las malas hondas quemar azúcar sobre una lata con brasas y tirar sobre ellas un puñado de hojas verdes.
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