Tu dieta debe complacer también a tus bacterias

Cuando se trata de elegir qué comer, solemos basarnos en nuestros gustos personales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no siempre lo que nos apetece es lo mejor para nuestra salud. Es necesario cambiar nuestro enfoque y considerar qué alimentos nos beneficiarán realmente, y ahora se suma un nuevo parámetro a tener en cuenta, las bacterias que habitan en nuestro cuerpo. En ocasiones, puede resultar complicado encontrar un equilibrio entre nuestros gustos y lo que nos sienta bien. Sin embargo, es posible lograrlo al seguir principios de nutrición y al tener un mayor autoconocimiento de nuestras necesidades.

Gracias a las investigaciones científicas más recientes, estamos redefiniendo lo que significa “comer bien”. En la actualidad, el acto de comer va más allá de satisfacer nuestras necesidades individuales como seres humanos y proporcionarnos energía. También se ha descubierto que es crucial alimentar a los miles de millones de bacterias y otros microorganismos que coexisten simbióticamente en nuestro cuerpo.

Es cierto que los seres humanos somos un organismo colectivo que convive con la microbiota, un ecosistema interno compuesto por microorganismos. Estos microorganismos desempeñan una variedad de funciones esenciales, como la regulación de nuestro sistema inmunológico y la producción de sustancias químicas necesarias para el funcionamiento de distintos órganos.

Se estima que el cuerpo humano alberga hasta 10 veces más células de microorganismos que células humanas exclusivamente. Por lo tanto, una dieta saludable debe tener en cuenta las preferencias de nuestros invitados microscópicos.

Pero,¿cómo alimentamos saludablemente a las bacterias?

La pregunta ahora es, ¿qué les gusta a la bacterias benéficas del cuerpo humano? El microbiólogo de Stanford, Justin Sonnenburg, afirma que los alimentos ricos en fibra soluble son fundamentales para mantener nuestra microbiota saludable. La microbiota se refiere a todos los microorganismos que viven en nuestro cuerpo y el conjunto de sus genes forman lo que conocemos como microbioma.

Alimentarse con una dieta rica en fibra soluble es clave para brindarles el sustento adecuado y asegurar su equilibrio. La fibra de este tipo no puede ser digerida por el cuerpo humano, sin embargo, es aprovechada por las bacterias para producir ácidos de cadena corta. Estos ácidos son esenciales para prevenir la inflamación y promover una buena salud digestiva e inmunológica en general.

Sonnenburg ha llevado a cabo una comparación entre la composición de microbiota intestinal de un individuo occidental promedio y la de un grupo de habitantes en Burkina Faso que siguen una dieta libre de alimentos típicos occidentales.

Según parece, el consumo de hamburguesas y papas fritas puede tener un impacto negativo en nuestra microbiota, reduciendo su diversidad. En el contexto de bienestar, la diversidad se considera un indicador importante. Cuando hablamos de microbiota, una falta de diversidad se ha relacionado con una mayor propensión a ciertas enfermedades crónicas modernas.

Fibra soluble

La fibra soluble es un tipo de fibra dietética que se encuentra en varios alimentos, como el camote, plátano macho, arroz, tortillas, quinoa, nabo, zanahoria y betabel. Estos alimentos son ricos en esta fibra prebiótica que es beneficiosa para nuestro organismo. El término utilizado por Sonnenburg para describir este tipo de carbohidratos es MACs (Microbiota Accesible Carbohydrates, en inglés). Es importante no confundirlo con los Big Macs, ya que se trata de conceptos completamente diferentes.

Existen suplementos como la inulina que contienen este tipo de fibra y se pueden combinar con probióticos. Sin embargo, es importante destacar que antes de realizar cambios drásticos en la dieta y comenzar a experimentar, es recomendable consultar a profesionales calificados para obtener asesoramiento adecuado.

Con información de Justin Sonnenburg ayurvedadeltibet.com