Consumo consciente: 10 preguntas que deberías hacerte antes de comprar
Cometemos muchos errores en nuestras vidas, no solo cuando se trata de comprar cosas, a menudo somos impulsivos y confiamos en nuestras corazonadas. … Leer Más
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Comprar a través de internet se ha convertido en algo cotidiano para nuestra vida, sin embargo no siempre sabemos si las ofertas en … Leer Más
¿Conoces el concepto de consumo consciente? Si no es así, te contamos un poco para que tomes conciencia de la importancia de reflexionar sobre lo … Leer Más
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A Drop In The Ocean es un documental innovador, sobre los impactos adversos de la actividad humana en los océanos del mundo y … Leer Más
Si observamos con detenimiento, el sistema está muy bien resguardado en todos y cada uno de sus rincones. Poco a poco ha ido estableciendo un ‘Nuevo Orden’ que ya no sólo controla lo político, lo económico, o lo social; también controla nuestra mente. Llegó a nuestras conciencias en mucha mayor medida de la que imaginamos. Y es ahí donde se ha instalado, velando por sí mismo. Es por esto que incluso en un momento como el actual, en el que cada vez nos queda más claro que este sistema no nos lleva a nada bueno, sigue habiendo el mismo miedo a un cambio.
Hay que proteger la Seguridad y la Soberanía Alimentarias garantizando el derecho a una alimentación sana y saludable para todas las personas y todos los pueblos, a través de la producción agroecológica de alimentos, la distribución en circuitos cortos, el consumo responsable y el reparto del trabajo de cuidados. La defensa de la producción y reproducción de la vida incluye el respeto a los derechos reproductivos de las mujeres.
Lo que realmente define a la agricultura industrial es que persigue la intensificación de la producción, como en cualquier otro proceso industrial, con lo que la alimentación se convierte en una mercancía y la única condición de la producción alimentaria es obtener cada vez más beneficios económicos. La tecnología suministrada por la agricultura industrial (como fertilizantes químicos, plaguicidas, invernaderos…) barre los límites “tradicionales” de la producción para asegurar que la productividad sea cada vez mayor, independientemente de otras consideraciones, como la salud de la tierra o de los consumidores.
Los delegados del Foro “Nyeleni Europa 2011” responsabilizan de los daños ecológicos y sociales al sistema alimentario y a las políticas públicas: “pérdidas de biodiversidad y fertilidad de la tierra, contribución al cambio climático, empeoramiento de condiciones laborales de agricultores y trabajadores, pobreza rural en el Planeta y hambre para más de 1000 millones de habitantes a la vez que produce un superávit de alimentos que se desperdician o exportan dentro y fuera de Europa compitiendo brutalmente con las producciones locales”.
Aunque mantenga aún cierta distancia con el modelo de modernización, mucho más agresivo, de EEUU, la PAC no es una política social, sostenible, que defienda la seguridad alimentaria, que impulse un mundo rural vivo y que proteja un modelo de agricultura vinculado al territorio y cohesionado al interior de la UE. La PAC es un instrumento de la globalización para la liberalización del comercio de mercancías alimentarias y la aplicación de la OMC en Europa. La PAC no impulsa la soberanía y seguridad alimentarias de los pueblos europeos, sino la competitividad del bloque capitalista de la UE frente al de EEUU.
No puede haber soberanía alimentaria sin promover la producción agroecológica y el consumo responsable, sin denunciar los daños de la agricultura química y transgénica desconectando de ella paulatinamente. El crecimiento del consumo responsable y la producción campesina agroecológica es la condición para el decrecimiento de la agricultura capitalista. Sin interrumpir la producción competitiva para el mercado global que arrasa la producción para el mercado local de los países donde exportamos y sin frenar el consumismo compulsivo y enfermante de las clases medias en los países ricos, no puede haber soberanía alimentaria. Sin crecimiento de la soberanía alimentaria en la sociedad, no hay decrecimiento que valga.
Las elites ilustradas urbanas y el ecologismo capitalista evocan el bucólico ambiente rural frente al estrés y la contaminación de las ciudades. En el terreno de la inseguridad alimentaria, se responsabilizan de su propia seguridad comprando comida biológica en las grandes superficies o en las tiendas especializadas. Pero esto no es ecologismo ni consumo responsable. No podemos hablar de ecologismo y consumo responsable sólo para unos pocos y sin confrontación con las causas y los causantes de la inseguridad alimentaria que sufre toda la sociedad.
Decrecer para aliviar la crisis ambiental, lo cual resulta tan obvio y tan simple que ningún gobernante del planeta lo recuerda a la hora de formular políticas ambientales. El consumo es la gran variable olvidada en toda estrategia de gestión ambiental. Con nuestra actitud responsable como consumidores, podemos gobernar el sistema mundial.