La falta de una política ambiental en la Argentina
La problemática ambiental en la Argentina es un asunto secundario en la agenda política nacional. Se carece aún de estructuras administrativas sólidas, durables … Leer Más
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“La emergencia climática es un desafío de la civilización que requiere cambios radicales en los sistemas económicos, pero los líderes políticos no han … Leer Más
Reiteradamente he señalado que gestionar bosques es al fin y al cabo gestionar personas. Esto incluye a las personas al interior de las organizaciones forestales como lo que se ha dado en llamar los usuarios forestales.
Con la caída del muro de Berlín en 1989 y el socialismo que hacía el contrapunto (independientemente de sus graves errores internos), el capitalismo terminó ocupando todos los espacios en la economía y en la política. Con la llegada al poder de Margaret Thatcher en Inglaterra y de Ronald Reagan en Estados Unidos, la lógica capitalista adquirió libre curso: liberalización completa de los mercados con ruptura de todos los controles, introducción del estado mínimo, de las privatizaciones y de la competencia sin fronteras.
Las ideas clásicas del desarrollo son cuestionadas una y otra vez, pero vuelven a reaparecer bajo distintos nombres. Parecería que se repiten ciclos en defensa de ciertas ideas, críticas, colapsos, y renacimientos del desarrollo. Por este tipo de fenómenos, para ir más allá de esa permanencia son necesarios cambios culturales.
Frente a una economía de escala global, donde el precio del pan de Mozambique se decide en las bolsas de Chicago según lo que un instrumento financiero desee ganar, las economías campesinas se ejercen en espacios reducidos, sin salir muy lejos de los propios pueblos. Planteadas a escala local se asegura que sus impactos se viertan sobre el propio territorio, como primer paso para garantizarle autonomía. Una forma de hacer que nos indica la importancia de ‘relocalizar la economía’ generando células completas donde la vida se vive y se reproduce.
Los impuestos por contaminación y despilfarro se aplican en el mundo desde hace décadas, sin embargo la situación ambiental no ha mejorado. El debate es ético e ideológico. ¿Cuál debería ser el límite? ¿Cuál el rol del Estado? ¿Qué políticas son necesarias?
El sistema económico realmente existente preconiza, en la teoría, la posibilidad de un crecimiento indefinido, y en la práctica trata de aplicar políticas compulsivas de crecimiento año tras año, lo que equivale a perseguir una serie en progresión geométrica que, como sabemos, tiende a lo ilimitado. Se trata, como podemos sospechar, del capitalismo en todas sus versiones. Pero como el planeta es finito y la capacidad humana en ese mundo acotado también lo es, podemos inducir que el sistema económico al que nos referimos ha de encontrarse con sus límites irrebasables.
El negocio de las semillas transgénicas en el mundo está controlado en su totalidad por sólo seis empresas: Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer y Basf (Ribeiro, 2010), que son también transnacionales químicas que ofrecen todo el paquete tecnológico: semillas, herbicidas, insecticidas, etcétera y que controlan gran parte del mercado agrícola. Las políticas y los programas que se promueven desde los Estados para el impulso de los transgénicos están violando los derechos de los pueblos: a la libre determinación, a la participación, a la cultura, a la alimentación, a la autonomía, a la salud, a un medio ambiente sano (Semillas, 2010) y también los derechos de la naturaleza.
El problema de la falta de agua para uno de cada cinco habitantes del planeta no es un problema de carencia, sino de mala gestión. Se hace necesario crear una nueva cultura del agua, en la cual se priorice su uso como un derecho humano inalienable y se realice una gestión ecosistémica sustentable de este recurso, en lugar de considerarlo, como se hizo hasta ahora, como un mero producto mercantil.
Gran parte del informe del BM sobre el acaparamiento de tierras a nivel mundial es puro humo y espejos al hablar del potencial para la producción agrícola, y no de “una fiebre global por tierras” como se le llamaba previamente. Cualquiera puede ver que el informe es más significativo por lo que no dice que por lo que sí muestra. Si el Banco Mundial hubiera querido arrojar luz sobre esta nueva tendencia de inversiones por lo menos habría descorrido la cortina para que pudiéramos ver a los inversionistas. ¿Quiénes son ellos? ¿Qué es lo que buscan? ¿Qué tanto de los flujos de inversión son privados y qué tanto son públicos? Sin este tipo de información, no podemos emprender muchos análisis. Otro asunto del que el informe calla es el profundo involucramiento del Banco Mundial en estos tratos comerciales.
Una similitud reside en el hecho de que, tanto en el Norte como en el Sur, el cuantioso endeudamiento es un pretexto ideal para imponer políticas de austeridad y modificar las relaciones sociales en beneficio de los capitalistas. Estas políticas, aplicadas desde los años 80 paralelamente a los planes de ajuste estructural en el Sur, en la Unión Europea se inscribieron en el marco general del tratado de Maastricht: se dio prioridad a una fuerte reducción del déficit público, lo que implicó la prosecución de una política de austeridad, en especial con las privatizaciones, el cuestionamiento de la seguridad social y del sistema de jubilación por reparto, una reducción de los gastos en sanidad y en educación, etc.
Es innegable el avance de las políticas privatizadoras del agua en América Latina apoyadas en decisiones del mercado, que excluyen definiciones relativas al bienestar general y al enfoque de derechos humanos.Para los fines del presente documento, nos circunscribiremos a exponer argumentos de cómo hoy el protagonismo del Banco Mundial (BM) orienta el diseño de las políticas nacionales de agua potable y saneamiento básico, propiciando el control corporativo del agua.
Tras un balance analítico, varias organizaciones sociales, entre ellas la RMALC, han concluido que los intereses de la UE en México no son el fortalecimiento del dialogo político ni la cooperación, y mucho menos la protección de los derechos humanos sino ser un contrapeso a la influencia de los EEUU en América Latina, revertir la poca importancia que tiene la UE en el mercado latinoamericano, impulsar el libre comercio y la libre inversión en el mercado latinoamericano y garantizar beneficios comerciales en áreas que fueron bloqueadas a nivel global durante las negociaciones en la OMC.
La Política Agraria Común (PAC), en el marco de la Unión Europea (UE), y la regulación agraria de la Organización Mundial del Comercio (OMC) son un buen ejemplo del proceso de globalización agroalimentaria al servicio de los intereses de la agroindustria y de las instituciones que las amparan. Unas políticas que anteponen el afán de lucro corporativo a las necesidades alimenticias de la población y a una producción local y respetuosa con el medio ambiente.
Es tiempo de utilizar energías alternativas, que son aquellas que se producen a partir de fuentes naturales y que se regeneran por sí solas; como la eólica, biomasa, hidráulica o la energía solar. Hay además otras fuentes menos conocidas cuyo potencial es inmenso, como las Energías del Mar o la geotérmica.