Según estudio realizado en gemelos, la preocupación por el cuidado del ambiente podría resultar hereditaria.
La crisis climática global es cada vez más profunda, los gobiernos mundiales diseñan políticas y estrategias para mitigar el cambio climático y garantizar un futuro más sostenible. Pero es la menor parte de la población la que se encuentra informada, concientizada y dispuesta a acompañar el cambio.
Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Singapur ha publicado un artículo en la revista Bioscience en el que argumentan que es necesario que los ciudadanos apoyen las políticas públicas en favor del cuidado del planeta.
En su estudio, han descubierto un componente clave en esta ecuación sobre la participación ciudadana: los genes.
“El objetivo es comprender por qué las personas son diferentes, y esas diferencias provienen de la combinación de genes y entornos”, explicó Chia-chen Chang, investigador de la Universidad Nacional de Singapur y autor principal del artículo.
Los investigadores arribaron a tal conclusión luego de comparar los resultados de una encuesta realizada a gemelos monocigóticos o idénticos con los de gemelos dicigóticos, que comparten menos genes.

“Descubrimos que los gemelos monocigóticos eran consistentemente más similares entre sí en lo que respecta a la naturaleza, el activismo del movimiento ambiental y el comportamiento de conservación personal que los gemelos dicigóticos, lo que sugiere influencias genéticas en estos fenotipos“, afirman los investigadores. Los resultados también demostraron “heredabilidad moderada (30 % -40 %) para la preocupación por la naturaleza, el activismo dentro del movimiento ambiental y el comportamiento de conservación personal, así como altas correlaciones genéticas entre ellos, lo que sugiere una base genética parcialmente compartida“.
Según los autores, este hallazgo está bien alineado con los estudios evolutivos que describen la heredabilidad del comportamiento altruista y cooperativo y los beneficios de esos rasgos para las generaciones futuras.
Pese a tan sorprendente descubrimiento, los investigadores aclaran que aunque el componente de heredabilidad sea alto, no resta relevancia el contexto. Y explican que “las intervenciones ambientales, como las políticas, pueden influir en la heredabilidad“, señalando la necesidad de realizar más estudios para desenredar estas complejidades.
“Nuestro comportamiento medioambiental es probablemente más complicado de lo que pensamos”, dijo Chang.
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