Por Alejandro Nadal
Pero, vamos al grano. La economÃa verde es sinónimo de capitalismo verde. Y entonces la pregunta es la siguiente: ¿Bajo qué condiciones es posible concebir una plataforma duradera de acumulación de capital que sea compatible con el mejoramiento del ambiente y con la buena salud de la biósfera a largo plazo?
El capitalismo verde estarÃa soportado por dos pilares. El primero consistirÃa en una serie de mercancÃas y procesos de producción que serÃan menos dañinos para el medio ambiente. El reciclaje y la mayor eficiencia tecnológica serÃan principios rectores en todo proceso productivo. El segundo serÃa el del mercado como herramienta para reparar los problemas ambientales existentes, desde la concentración de gases invernadero en la atmósfera, hasta los daños a los ecosistemas. La solución de mercado estarÃa asociada a la privatización y mercantilización de todos los componentes de la naturaleza. En el capitalismo verde, la naturaleza es un conjunto de objetos fÃsicos que puede ser apropiado y valorizado como cualquier insumo del proceso de producción capitalista. La noción de capital natural serÃa un componente de esta visión en la que el crecimiento serÃa compatible con la conservación. Lo anterior quiere decir que la economÃa capitalista estarÃa en condiciones de generar e introducir en la producción y en el consumo tecnologÃas que permitirÃan, entre otras cosas, reducir el componente energético en la ecuación de costos totales.
En una economÃa capitalista la transición a una nueva plataforma de acumulación de capital entraña un proceso de transformación tecnológica de gran amplitud. Esto tiene que apoyarse en un flujo de by Discount Dragon" id="_GPLITA_0" href="http://webmail2.internetdinamica.com/?_task=mail&_action=show&_uid=2878&_mbox=INBOX#">inversiones que permita la introducción masiva de innovaciones que respondan a los criterios anteriores.
En el pasado el capitalismo demostró tener una gran capacidad para el cambio tecnológico. Por eso la ideologÃa neoliberal sostiene que para cualquier escenario ambiental el capital siempre es capaz de encontrar tecnologÃas que permitan reducir el costo de producción. Pero en las condiciones actuales, con una economÃa global dominada por el capital financiero, y en medio de una lucha internacional por ver quien ocupa el papel de potencia hegemónica (y reorganiza la economÃa mundial alrededor de sus intereses) es posible que el capital no tenga esa capacidad transformadora.
Es importante aclarar que los intereses del capital financiero no favorecen el cambio estructural que tendrÃa que darse en la esfera industrial. Además, la polÃtica macroeconómica en todo el mundo está orientada a cuidar los intereses del capital financiero, como lo demuestra la obsesión por la ‘estabilidad de precios’. El resultado no facilita el cambio estructural en la economÃa real.
Los capitalistas necesitan tener expectativas de que sus inversiones con nuevas tecnologÃas (verdes) podrán ser recuperadas y estarán asociadas a ganancias adecuadas sobre un horizonte temporal satisfactorio. Y esta alusión a la tasa de ganancia conlleva una referencia a la relación salarial: aquà entramos en una discusión que los proponentes de la economÃa verde rehuyen sistemáticamente. Se permite hablar de capital pero todavÃa no se puede pronunciar la palabra salarios.
Mantener estable la tasa de rentabilidad implica, en la coyuntura actual, reprimir el crecimiento de los salarios. Pero la represión salarial conlleva problemas agudos de realización de mercancÃas a menos que se recurra al crédito. Eso es lo que permitió sostener la norma de consumo durante las últimas cuatro décadas en las principales economÃas capitalistas, pero el proceso desembocó en la crisis de 2008. Es difÃcil salir de este dilema porque las instituciones y normas sociales que condujeron al estancamiento salarial son rÃgidas y no podrán modificarse fácilmente.
Un problema adicional es el de la sobre-inversión en casi todas las ramas importantes de la industria a nivel mundial. Desde las industrias cercanas a la base de recursos naturales (siderúrgica, cemento, aluminio, vidrio, etc.) hasta las industrias relacionadas con bienes de consumo final (automotriz, naval, electrónica, etc.), la capacidad productiva instalada rebasa con mucho la demanda global. Esto hará más difÃcil la transformación porque las ramas núcleo resistirán el cambio hasta que la amortización les asegure una rentabilidad adecuada.
Si el capitalismo verde es la respuesta, ¿cuál es la pregunta? El capital verde no es la solución a los graves problemas ambientales y mucho menos a la creciente desigualdad. Es una justificación ideológica a la necesidad de asegurar la continuidad de una relación social de explotación clasista. Ecoportal.net
La Jornada
Agrega un Comentario