Crece contaminación y daño en el único lago natural de Honduras

Por Efrain Molina

Más de cinco mil hectáreas de bosque están deforestadas, cuatro mil cabezas de ganado pastan en los humedales y ocho comunidades levantadas dentro del área de la cuenca forman parte del panorama que está acabando con el Lago de Yojoa.

Esta zona protegida ha perdido 10 metros de capacidad de almacenamiento de agua en un período de 10 años. Una medición hecha por geólogos en 2002, cuando el nivel de profundidad era de 35 metros, indica que para 2010 bajó a 26.5 metros. Los lugareños afirman que cada día el lago se pierde más.

Gerardo Well, biólogo de la Asociación de Municipios Protectores del Lago (Amuprolago), dijo que infinidad de problemas siguen dañando la fuente, entre ellos la deforestación por el cultivo de café y los desechos de ese grano, ganadería, producción de tilapia y aguas negras generadas por miles de residentes de las comunidades en los alrededores de esa masa de agua. “Hemos adoptado un plan de manejo con el apoyo del Estado. Eso nos da una pauta de que intervenimos en los sectores para tratar de reducir los contaminantes”, explicó.

Las acciones son desarrolladas por Amuprolago, integrado por los municipios de Las Vegas, Ilama y Gualala, en Santa Bárbara; San Francisco y Santa Cruz, en Cortés, y San José, en Comayagua. Esas autoridades dan una cuota mensual para mantener la campaña de protección del lago.

Contaminantes

Well agregó que en los últimos años han logrado un buen avance en la protección del lago, como en el caso de la zona donde se encuentran los restaurantes que venden pescado frito.

Según el profesional de la biología, se han instalado 67 trampas para retener la grasa producida por esos negocios.

Solo en 2013 se recolectaron aproximadamente 100 toneladas de grasa con el uso de ese sistema. Ese aceite que antes quedaba en el lago ahora es comercializado con una empresa generadora de energía.

El experto indicó que entre los mayores contaminantes están las haciendas y el cultivo de café y, en menor escala, la producción de tilapia.

La minera Ampac, con instalaciones en Santa Bárbara, construyó varias pilas de oxidación en las que trata las aguas servidas que luego caen sin contaminantes en el lago.

Alexis Oliva, director ejecutivo de Amuprolago, dijo que la Universidad de Colorado, Estados Unidos, elabora un estudio sobre la capacidad de descarga en el sitio.

“Pese a las limitaciones con que trabajamos, Amuprolago continúa desarrollando programas de capacitación y orientación para la población sobre la manera correcta de convivir con los recursos naturales. Agregó que al tener el estudio de Colorado se sabrá si en torno al lago se podrá permitir el pastoreo de ganado. Oliva explicó que también trabajan en la construcción de servicios con fosa séptica para que poco a poco desaparezcan las letrinas, que son antihigiénicas y causan elevada contaminación.

Ese programa recibe fondos del Instituto de Conservación Forestal (ICF) por medio de Áreas Protegidas y las alcaldías integradas a Amuprolago y Acuafinca. “Todos esos desechos y lo que genera el ganado causan leutrificación, la cual promueve una alta producción de algas, que dañan el agua”, afirmó.

Alex Vallejo, jefe de la zona noroccidental de Áreas Protegidas del ICF, reconoció que falta mucho que hacer para proteger el Lago de Yojoa. Añade que la falta de recursos en el Gobierno es una de las limitaciones que trastornan las labores de protección. “Hacemos lo que podemos. Hemos firmado varios convenios de cooperación entre organizaciones unidas para proteger el lago.

Lamentablemente no hay suficiente dinero para avanzar más rápido en ese plan. No tenemos suficiente equipo ni personal para esas labores”. Señaló que el buen precio del café ha hecho que varias instituciones no gubernamentales apoyen a los productores del grano, quienes están ampliando sus operaciones y, por lo tanto, la situación se torna más grave por la deforestación y la caída de aguas negras en el afluente.

Felipe Márquez, directivo del grupo de pesca Lenca Yojoa, dijo que también están ayudando a frenar el daño de ese lugar paradisiaco. “Soy nativo de este lugar. Hace 20 años, el agua llegaba a la carretera CA-5, entre San Pedro Sula y Tegucigalpa. Hoy vemos con tristeza cómo el nivel de lago ha retrocedido por la gran cantidad de actividades sin control. Exigimos al Estado que designe más presupuesto para seguir con esta campaña”, apuntó el pescador.

Roberto Pineda, alcalde de Santa Cruz, manifestó que no van a desmayar para reducir los contaminantes en ese lugar turístico. El lago se mantiene por los afluentes lo que alimentan, pero su nivel ha disminuido.

Información de Amuprolago establece que, el pasado 20 de julio, el bajo nivel del agua estuvo a punto de originar el cierre temporal de la estación eléctrica de Cañaveral.

“Aún estamos a tiempo de salvar el Lago”

Aún hay tiempo de emplear nuevos programas que reduzcan la contaminación del Lago de Yojoa. El daño en la fuente ya está. Aquí solo queda evitar que continúen las actividades que la dañan; por ejemplo, el pastoreo de ganado en las riberas, la falta de tratamiento de las aguas mieles que produce el café, la vigilancia para que las empresas que producen tilapia cumplan las medidas de prevención que dicta el Gobierno.

Este es el momento de unirnos más. La labor de Amuprolago y varias entidades del Estado ha sido muy beneficiosa. Gracias a ella, los contaminantes en el agua se han reducido sustancialmente. Es necesario el aporte de las comunidades.

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