Adrián Reynoso demostró, en el trabajo con el que obtuvo su doctorado en Farmacia, que el mistol y el chañar poseen propiedades antitusivas, expectorantes, antiinflamatorias y analgésicas. En el trabajo analizó tanto frutos (de los que extrajo extractos), de la localidad santiagueña de Icaño, como arropes que producen los lugareños, y en ambos casos comprobó las propiedades.
En el laboratorio de la cátedra de Farmacoquímica de la Facultad de Bioquímica de la UNT tiene su sede el equipo del que forma parte Reynoso. Hace más de una década lo fundó Alicia Sánchez Riera (ya jubilada) para estudiar las plantas que los pueblos originarios utilizaban para tratar sus enfermedades. La tesis de Reynoso fue dirigida por Nancy Vera, quien destaca que la validación de las propiedades medicinales de las plantas y la constatación de su inocuidad han sido recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Chañar es un árbol resistente a la sequía del cual se obtiene un fruto empleado para preparar el arrope de chañar. El uso de este brebaje al ser dulce es muy similar a la miel, donde sus ingredientes son chañar, agua y azúcar. Y se obtiene el arrope al hervir los frutos, dándole un punto de cocción y luego se sirve frío. El proceso en total es de alrededor de 15 horas, y con 6 a 7 kilos del fruto se logra hacer una botella de 1/4.
Se emplea para tratar el asma, tos, gripe y resfriados. Solo se necesita el cocimiento de 20 g de corteza por litro de agua. Se añade jugo de limón y miel. Se debe tomar tres tazas diarias.
“Además de validar el uso medicinal de estos frutos, este trabajo puede tener fuerte impacto social: preservar saberes ancestrales, y ayudar a preservar la biodiversidad, a generar fuentes de trabajo y a producir medicamentos -siempre que se sigan los procesos correctos- a un costo mucho menor que el de los laboratorios”, resalta Vera.
“Queremos estandarizar la producción del arrope; no debe contener azúcar y habrá que variar las condiciones de temperatura, porque pierden un poco su capacidad antiinflamatoria a causa del calor”, destaca.
Pruebas preclínicas
Las investigaciones, tanto de chañar como de mistol, superaron los ensayos preclínicos, y ambos demostraron su eficacia terapéutica y su inocuidad; la única diferencia es que el efecto analgésico es más fuerte en el caso del chañar. Reynoso cuenta que este actúa de modo semejante a la morfina. “En diferentes dosis, claro, pero los receptores y los antagonistas son los mismos”, aclara.
Reconocimiento
La tesis de Adrián Reynoso fue publicada en dos importantes revistas científicas: “Journal of Ethnopharmacology” y “Journal of Nutrition & Food Sciences”.
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