La selva amazónica es un área geográfica privilegiada en nuestro planeta tierra, donde la magia y el misterio de la madre naturaleza se unen en una relación sagrada con el hombre.
Además, es un área de gran biodiversidad, que constituye el principal pulmón del planeta y es el hogar de multitud de especies animales y vegetales.
Y es precisamente en las selvas amazónicas donde crece silvestre la graviola o guanabana. Este es un árbol nativo de Sudamérica, que crece especialmente en Perú y Brasil, y también se encuentra en algunas regiones tropicales de África y el sudeste asiático.
Su nombre científico es Annona muricata y su aromático fruto, parecido a una chirimoya, es comestible y consumido por las diferentes poblaciones locales, donde constituye una importante fuente de nutrientes y vitaminas. De hecho existe evidencia arqueológica de que ya se consumía en época precolombina en Perú, y también por los incas.
La graviola tiene interesantes propiedades para la salud, por eso se ha popularizado en los últimos años como remedio natural para diferentes enfermedades, como virus, inflamación, trastornos digestivos e incluso cáncer. Este fruto es rico en ácido ascórbico, láctico, málico y cítrico. Contiene también vitaminas y minerales como el hierro, magnesio, calcio, fósforo, y vitaminas A, B1, B2, B3, B5, B6 y C.
Pero sin duda la graviola ha ganado mucha popularidad por ser un “anticancerígeno natural”. Diferentes estudios realizados en laboratorio, se han centrado en analizar sus principios activos, las acetogeninas anonáceas, que presentan propiedades anticancerígenas, antitumorales, antioxidantes, antiinflamatorias y analgésicas. Estos compuestos naturales o fitonutrientes, han demostrado su eficacia sobre células cancerígenas en diferentes estudios in vitro. Además, pueden trabajar de manera selectiva, ya que tienen la particularidad de que son capaces de destruir a las células cancerígenas ignorando las células sanas. Sin lugar a dudas estas conclusiones son prometedoras, y animan a seguir investigando las propiedades de la graviola con estudios en humanos para saber su potencial real como tratamiento natural contra el cáncer. Y hay que tener en cuenta su baja toxicidad en comparación con los tratamientos convencionales, que suelen presentar efectos secundarios que la graviola no tiene.
Precisamente este interés en la graviola como suplemento nutricional para la salud, ha hecho que exista una demanda creciente de esta planta a nivel mundial, por eso a la hora de consumir graviola hay que tener en cuenta que no todos los productos y marcas son iguales, y habrá que prestar especial atención a: el origen de la materia prima, si su forma de recolección es respetuosa con el ecosistema, la calidad del producto final y la concentración de principio activo.
Lo ideal es buscar marcas cuya graviola se haya recolectado mediante procedimientos tradicionales y a mano en los bosques amazónicos, y siguiendo unos métodos que cumplan con los criterios de la biocultura tradicional, es decir que sean 100% biológicos. La hora de la recolección también importa, ya que son las horas cercanas al amanecer cuando los principios activos se encuentran más concentrados.
La preservación del fruto una vez recolectado también será importante, para que llegue en las mejores condiciones a la planta donde se extrae la pulpa, ya que la graviola es un fruto delicado que se puede magullar fácilmente. Una vez en las instalaciones, se deshidrata y se extrae el extracto seco estandarizado puro, libre de aditivos y de sustancias alérgenas.
El Amazonas es una región del globo única por su biodiversidad, y donde el hombre convive con la naturaleza en un equilibrio que hay que respetar y proteger. Además es la cuna de plantas con interesantes propiedades para la salud, como la graviola, de la que todos podemos beneficiarnos. Pero es importante recordar que a la hora de elegir productos y marcas, tenemos que decantarnos por aquellas que respeten el ecosistema para proteger este enclave natural privilegiado y las personas que viven en el.
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