El puerro aporta un delicioso sabor a los platos y además ayuda a combatir las infecciones invernales, purifica el organismo y protege el corazón.
El puerro (Allium porrum), aunque se venden habitualmente en los mercados durante todo el año, se considera la quintaesencia del invierno y no sólo añade sabor a muchos platos, como un caldo suave o una sopa fría de verano, sino que también enriquece con sus nutrientes y propiedades para la salud.
Al igual que sus parientes, el ajo y la cebolla, pertenece a la familia de plantas Liliaceae. Sin embargo, sus hojas son largas y planas, con forma de cebolla alargada en lugar de redonda, y el sabor es más suave.
Orígenes del puerro
Sus orígenes se encuentran en Asia Central y ya era muy conocido en el antiguo Egipto, así como entre los griegos y los romanos. Se han encontrado tallas y jeroglíficos de esta hortaliza en el interior de algunas pirámides, lo que sugiere que su uso estaba muy extendido en la tierra de los faraones.
La historia cuenta que el filósofo griego Aristóteles así como el emperador romano Nerón utilizaron muy bien este alimento para fortalecer la voz y evitar problemas de garganta.
Era conocido por muchos otros habitantes de la cuenca mediterránea y fue transmitido al pueblo celta a través de los romanos. Se cultivó ampliamente en la Edad Media y luego se extendió por todo el mundo.
Características nutricionales
Los puerros contienen una cantidad moderada de hidratos de carbono (7,5 g/100 g), poca proteína (2 g) y mucha fibra (3 g).
Los minerales presentes incluyen potasio (260 mg), calcio (60 mg), fósforo (50 mg) y magnesio (18 mg). Y en cantidades más pequeñas, además del azufre, también hay hierro y oligoelementos como el selenio, el manganeso y el silicio.
Contiene las vitaminas C (30 mg) y E (2 mg), así como las vitaminas del grupo B: ácido fólico (127 mcg) y vitamina B6 (0,25 mg), importantes para los sistemas nervioso e inmunológico.
Los compuestos de azufre del ajo y la cebolla que ayudan a mejorar la circulación sanguínea, combatir infecciones y prevenir el cáncer también se encuentran en el puerro, aunque en menores cantidades.
Beneficios para la salud
Comer puerros con regularidad, especialmente durante su temporada natural, es una forma de fortalecer tu dieta en favor de todo tu organismo.
Sistema respiratorio
El aceite de puerro se excreta parcialmente a través de los pulmones y tiene un efecto bactericida beneficioso en caso de resfriados y bronquitis.
De igual forma, la presencia de mocos y expectorantes ayuda a mejorar los dolores de garganta, laringitis, ronquera y bronquitis.
Desinflamante de articulaciones
Al ser alcalinizante y diurético por su alto contenido en potasio y bajo en sodio, consumir esta verdura para tratar el reumatismo, la artritis o la gota puede ayudar a reducir la inflamación de las articulaciones.
Sistema del cardio-circulatorio
Gracias a sus propiedades diuréticas ayuda a reducir la presión arterial. Del mismo modo, la aliina, un ingrediente activo que también se encuentra en el ajo y la cebolla, ayuda a reducir los niveles de colesterol en sangre, especialmente el colesterol “malo” o LDH.
A su vez, el folato y los polifenoles neutralizan los radicales libres. Esto previene la formación de placas ateroscleróticas en las paredes de las arterias, anginas y ataques cardíacos.
Previene la formación de varices y otras enfermedades venosas gracias a su efecto beneficioso sobre los vasos sanguíneos (manteniendo su elasticidad) y sus propiedades fibrinolíticas (adelgazando la sangre, previniendo la formación de coágulos sanguíneos).
Sistema gastrointestinal
Ayuda a combatir la presencia de hongos y bacterias patógenas gracias a las sustancias antibacterianas que contiene. La fibra y la mucosidad también estimulan el tránsito intestinal, aliviando el estreñimiento y previniendo la hinchazón.
Embarazo
La presencia de ácido fólico contribuye al normal desarrollo del feto, especialmente en las primeras semanas de embarazo. La mayoría de las mujeres embarazadas toman suplementos de ácido fólico, pero agregar este vegetal a su dieta es igualmente beneficioso.
Puerros en la cocina

Al igual que la cebolla y el ajo, el puerro juega un papel muy importante en la cocina mediterránea: cocinado con delicadeza y cuidado, tiene una consistencia única, se deshace fácilmente en la boca y desprende un delicado aroma.
Además, esta humilde verdura no requiere demasiada cocción, ayudando a que los sabores armonicen entre sí y adaptándose muy bien a todo tipo de cocinados, desde una rápida y sencilla fritura en sartén hasta un guiso lento y largo.
Su sabor es muy aromático, por lo que su presencia en algunos platos se considera únicamente como especia, especialmente en guisos elaborados a base de legumbres y verduras. Tiene la capacidad de añadir sabor a los platos sin quitar otros sabores.
Existen varios tipos de puerros que varían en tamaño, textura y sabor. Por ejemplo, los puerros de otoño e invierno son más densos y tienen un sabor más fuerte, mientras que los puerros de verano suelen ser más pequeños y tienen un sabor menos intenso.
Cómo elegir los puerros
Elige puerros con tallos gruesos, flexibles y rectos, sin manchas ni grumos. Si las hojas se vuelven amarillas o secas, es posible que hayan estado almacenadas demasiado tiempo.
Se pueden conservar crudos y refrigerados durante 10 días y no más de dos días después de cocinarlos.
A medida que se acerca el invierno, la parte blanca del puerro se acorta y la parte verde crece. Sin embargo, las hojas verdes del exterior tienen un rico sabor y se pueden utilizar de muchas maneras diferentes, por lo que sería una pena tirarlas.
Las hojas y partes verdes son estupendas para aromatizar caldos y guisos. Como verdura, quedan deliciosas cortadas en tiras finas y fritas en una sartén. Preparados de esta manera, se pueden utilizar como condimento para muchas recetas, como guarnición para pizza y focaccia, y también como complemento de la pasta justo antes de servir.
Cultivar puerros
Los puerros son hortalizas muy fáciles de cultivar en el huerto, incluso en pequeños cajones o macetas si no dispones de mucho lugar y no necesitan mucha luz solar directa Te asegurarás de su aroma y sabor al cosecharlos bien frescos.
Entre las tareas de cuidado, se deberá tener en cuenta su “blanqueo” para que crezcan más tiernos en su base.

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