Europa ‘debería consumir menos carne’ para reducir su huella de carbono

Cada día durante todo el año podemos hacer nuestra parte para reducir nuestra huella de carbono. Eso también se aplica a las elecciones de alimentos que hacemos regularmente.

“Los alimentos que las sociedades producen y comen hoy tienen un efecto dominó climático que se extiende hacia el futuro”, destaca Mario Herrero, profesor de sistemas alimentarios sostenibles y cambio global en la Universidad de Cornell. “Es imperativo que volvamos a imaginar cómo se producen los alimentos si queremos evitar los peores impactos del cambio climático global”.

Herrero y sus compañeros han descubierto, según explican en un estudio , que alimentar al ganado en Europa con restos de consumo humano aptos como pienso, conocida como biomasa de bajo coste de oportunidad (LCB), podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en casi un tercio, o 31%, y la cantidad de tierra dedicada a la agricultura en 42%.

Sin embargo, estas ganancias dependerán de que los europeos modifiquen su dieta. Específicamente, necesitarían reducir las proteínas de origen animal como la carne roja en favor de más vegetales, legumbres y nueces. Las aves de corral, a menudo recomendadas por las pautas dietéticas en lugar de la carne roja, también deben consumirse con más moderación en aras de una mayor circularidad en la producción de alimentos en Europa.

“La circularidad en nuestros sistemas alimentarios tiene el inmenso potencial de separar el ganado de la tierra mediante la utilización de biomasa de bajo costo de oportunidad y otros flujos de desperdicio de alimentos”, dice Herrero.

“Modificar los patrones de consumo y desperdicio de alimentos es fundamental para lograr dietas más saludables y, al mismo tiempo, aumentar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios”, agrega.

Huella de carbono de los alimentos

Para lograr emisiones significativas de gases de efecto invernadero, dicen los científicos, tendremos que ajustar nuestras dietas porque, a nivel mundial, la cría de animales y la agricultura son los principales impulsores de las emisiones de gases de efecto invernadero. La agricultura por sí sola representa alrededor de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que alrededor del 40% de toda la tierra cultivable se utiliza para cultivar alimentos de alta calidad para animales de granja.

El objetivo de los sistemas alimentarios circulares, dicen los científicos, es “evitar alimentar al ganado con alimentos adecuados para los humanos, priorizando en su lugar los LCB u otras corrientes de desperdicio de alimentos, y reduciendo los impactos ambientales generales”.

En otras palabras, al alimentar a los animales con las sobras de nuestros platos en lugar de cultivos especialmente producidos, podríamos reducir la huella de carbono en la agricultura y al mismo tiempo impulsar la circularidad mediante la eliminación de los desechos de alimentos de una manera mucho más útil.

Por Daniel T. Cross. Artículo en inglés