Un impuesto al carbono es una tarifa impuesta por el gobierno a cualquier empresa que queme combustibles fósiles.
Los temas más discutidos son el carbón, el petróleo, la gasolina y el gas natural.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el impuesto al CO2, carbono, es un elemento central de cualquier política medioambiental eficaz. Este impuesto grava las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, lo que hace que las empresas y los consumidores reduzcan su consumo de combustibles fósiles.
Imponer un impuesto al carbono, principalmente a las empresas que más emiten, es un elemento central de cualquier política medioambiental eficaz, combinado con medidas para evitar que la deuda pública se dispare, explicó el responsable de políticas presupuestarias del FMI, el portugués Vítor Gaspar.
Cuáles serían los costos?

Para implementar un impuesto al carbono, el gobierno debe determinar el costo externo de cada tonelada de emisiones de gases de efecto invernadero. Esto es difícil porque los científicos y economistas primero deben ponerse de acuerdo sobre qué supuestos hacer.
Un grupo, el Grupo de Trabajo Interinstitucional de Estados Unidos sobre el Costo Social del Carbono, estima la cantidad en 40 dólares por tonelada. Un impuesto que refleje estos costos sociales aumentaría los precios de la gasolina en 36 centavos por galón. Esto agregará $0.02 al precio por kilovatio hora de electricidad.
Según el análisis de un informe de las Naciones Unidas de 2018, los precios tendrán que ser mucho más altos para evitar que las temperaturas superen los 1,5°C para 2030.
La ONU recomendó un impuesto al carbono de entre $ 135 y $ 5,500 por tonelada.
Un impuesto alto
El FMI recomienda que los gobiernos implementen un impuesto al carbono que sea suficientemente alto para tener un impacto significativo en las emisiones. El impuesto también debe ser progresivo, de modo que las empresas y los consumidores que más emiten paguen más.
El FMI señala que el impuesto al carbono es compatible con un crecimiento económico sostenible. De hecho, el impuesto puede impulsar la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías limpias.
En Argentina, el impuesto al carbono está vigente desde 2018. El impuesto grava las emisiones de dióxido de carbono de las empresas que generan más de 10.000 toneladas de CO2 al año. El impuesto es progresivo, de modo que las empresas que más emiten pagan más.
El FMI considera que el impuesto al carbono en Argentina es un paso importante en la dirección correcta. El organismo recomienda que el gobierno aumente el impuesto para que tenga un impacto más significativo en las emisiones.
Razones para implementar el impuesto al CO2
- Es un instrumento eficiente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Es transparente y equitativo, ya que todos los agentes económicos pagan por los daños que causan al medio ambiente.
- Puede generar ingresos que se pueden utilizar para financiar políticas de mitigación y adaptación al cambio climático.
Beneficios del impuesto al carbono
- Reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que ayuda a mitigar el cambio climático.
- Impulsa la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías limpias.
- Genera ingresos que se pueden utilizar para financiar políticas de mitigación y adaptación al cambio climático.
El impuesto al carbono es una herramienta eficaz para proteger el medio ambiente y promover un crecimiento económico sostenible.
Pero para que un impuesto al carbono sea plenamente efectivo, “debe ir acompañado de otras herramientas”, como subsidios específicos para ayudar a las empresas con la transición energética y apoyar a los hogares vulnerables.
Los más vulnerables son aquellos que se enfrentarán al aumento de los precios, especialmente los de la energía.
Ecoportal.net
Con información de: https://www.milenio.com/