Semillas de maÃz y frÃjol que van del blanco al negro utilizadas para consumo, o las de pepino y pericón, que curan hasta los problemas nerviosos, forman parte de los proyectos agroecológicos de los indÃgenas y campesinos guatemaltecos para garantizarse la soberanÃa y la seguridad alimentaria.
De norte a sur y de este a oeste, los pueblos cultivan estos productos conforme a su cultura no solo para tener alimentos, sino también para curar enfermedades.
Una buena pócima de tomillo le da un nuevo sabor a las comidas, pero también cura los problemas de nervios y el dolor de estómago, mientras que de una libra de amaranto molido se pueden obtener hasta quince vasos de atol para alimentar a toda una familia.
Los olores y colores de un sinnúmero de semillas se mezclaron durante una muestra en la Plaza de la Constitución de la capital guatemalteca, que no solo sirvió para dar a conocer la variedad que produce la “madre naturaleza”, sino también para rechazar los transgénicos.
El frÃjol Chamborote, más grande del normal (el negro), lo hay de distinto color, desde amarillento hasta rojo, y puede durar hasta cincuenta años, como dijo a Efe Emilio Maximiliano Gabriel RamÃrez. Solo una mata puede producir hasta 15 libras (casi 9 kilos) y se cultiva entre el maÃz, añadió.
Convocados por la Red Nacional por la Defensa de la SoberanÃa Alimentaria en Guatemala (Redsag), decenas de indÃgenas y campesinos se apostaron frente a la Catedral Metropolitana para exhibir sus semillas y sus beneficios.
Al menos 150 productores de las cuatro regiones de Guatemala se dieron cita en la feria de agroecologÃa, que se celebra cada año, como una propuesta de resistencia pacÃfica para exigir al Estado que se protejan las semillas criollas y que no se usen los transgénicos, explicó a Efe César Mendoza, portavoz de la Redsag.
Semillas de cilantro, chilacayote, apazote, maÃz blanco, amarillo, negro y rojo, frÃjol negro, blanco, arroz, piloy y el abano grandul se exhibÃan al público.
También semillas del denominado “riñón”, parecido a ese órgano; haba, amaranto, alverja, chan, cebolla, chile y ayote, tomate, jamaica y chipilÃn estaban a la vista en la feria, mientras que un equipo de sonido amenizaba el ambiente con notas de marimba.
Asimismo habÃa productos como mangos, yuca, duraznos y hasta jabones elaborados con plantas originarias de Guatemala.
Una pequeña bolsa de frÃjoles se cotizó a tres quetzales (40 centavos de dólar, unos 0,33 euros), mientras que una de maÃz salpor lo hizo a cinco quetzales (67 centavos de dólar, 0,55 euros).
El salpor, de la familia de las gramÃneas, es un grano blanco bastante grande, suave y de buena calidad, que es utilizado principalmente para hacer tamales porosos, contó a Efe Fabiola Orozco, originaria del departamento occidental de Quetzaltenango.
La cosecha se da en octubre de cada año, cinco meses después de su cultivo.
El maÃz y el frÃjol constituyen la principal dieta alimenticia en Guatemala, donde más de la mitad de sus 17 millones de habitantes vive en la pobreza.
En la muestra hubo también productos elaborados con plantas como el Bálsamo Cura Mil que contiene eucalipto, utilizado para el reumatismo, los dolores dentales y para masajes relajantes, con un coste de 25 quetzales (3,37 dólares, casi 2,8 euros).
Y no faltó el pericón para curar las diarreas, los dolores estomacales o menstruales y los problemas de nervios, ni tampoco los jabones humectantes elaborados con zanahoria, pepino y sábila.
También figuraba el propóleo elaborado de varias plantas, que es usado como un antibiótico, antiinflamatorio, analgésico o cicatrizante, mientras el eucalipto junto con el siguapate puede curar los resfriados y el wis los golpes o torceduras.
Tampoco faltó la miel que producen las abejas, el chocolate y los refrescos.
Gabriel RamÃrez, llegado del departamento occidental de Sololá, hizo hincapié en que todos los productos son elaborados artesanalmente.
Por Oscar René Oliva
Ecoportal.net