El mundo está cada vez más diseñado para deprimirnos

“El secreto de la felicidad no es casarse o tener un hijo, sino viajar”. Así titula un periódico un “artículo” que aparece en su versión digital y que hace referencia a los resultados de una encuesta que hace Booking.com, una página de viajes. Las decenas de miles de viajeros empedernidos que comparten este artículo en Facebook y en Twitter parecen no reparar en que el artículo da como receta para la felicidad precisamente lo que vende: viajes.

Viajar en un mundo de baja energía

¿Que tal si empezamos a hacer el cambio que queremos y vamos aprendiendo a viajar de otra manera?. Podemos ir “quitándonos”, por ejemplo, de nuestra dependencia de ciertos medios de transporte. En la actualidad, mucha gente no viaja si no es en avión o en tren de alta velocidad. ¿Que tal si redescubrimos el tren convencional y el autobús para las distancias inferiores a 1.500 Km.? Incluso puede que para las distancias largas el avión tampoco sea tan necesario.